Agencias.- Este lunes se cumplió un año de la cuestionada elección de la chavista Asamblea Constituyente en Venezuela, órgano que de facto gobierna el país petrolero y le sirvió al presidente Nicolás Maduro para estabilizar el terreno político con mano dura, tras enfrentar entre abril y julio de 2017 fuertes protestas que exigían su salida del poder y que dejaron más de 130 muertos.
Con las grandes manifestaciones controladas, el objetivo de la Constituyente bajo el mando del radical Diosdado Cabello -número dos del chavismo- es ahora combatir la hiperinflación, que asfixia a los venezolanos y que podría superar 1.000.000% en 2018, según el FMI.
El gobierno culpa por el alza de los precios a la oposición y al «imperialismo», asegurando que se debe a una «guerra económica» con especulación, acaparamiento de alimentos y medicinas -en grave escasez- y sanciones financieras de Estados Unidos.
«La Constituyente insurgió contra la violencia de la derecha, que ahora ya no es quemando gente en la calle, sino aumentando los precios», señaló ayer Cabello, durante un acto de esa Asamblea en la plaza Bolívar de Caracas.
«Vamos a buscar a los delincuentes, a los especuladores, a los contrabandistas y ponerlos a la orden de la justicia», acotó Cabello.
La elección de la Constituyente coincidió con el fin de las manifestaciones, que habían mermado a finales de julio de 2017 por la dura represión militar y las más de 3.000 detenciones.
La oposición boicoteó y no reconoció esa votación, alegando que era ilegítima porque debió consultarse al pueblo en un referéndum si deseaba una nueva Constitución.
Pero el chavismo hizo los comicios en solitario, alegando que obtuvo más de ocho millones de votos, cifra que según Smartmatic, empresa que ofrecía el servicio tecnológico al poder electoral -fiel a Maduro-, fue abultada.