En las remotas áreas protegidas de Bolivia, los guardaparques libran una batalla silenciosa. Sin contratos contractuales adecuados, sin infraestructura, sin insumos y con restricciones a la libertad de expresión, más de 300 guardaparques bolivianos luchan por defender las áreas protegidas, mientras su propia mano de obra carece de las garantías básicas para desarrollar sus actividades. Así lo denunció Marco Uzquiano, presidente de la Asociación Boliviana de Guardaparques (ABOLAC), quien, acompañado de sus colegas, arribó a la Sede de Gobierno para sostener una reunión con el ministro de Medioambiente y Agua, Álvaro Ruiz, con la finalidad de dialogar sobre los problemas