Maria Anelín Suárez estaba con una polera blanca con leyendas que pedían respeto a la voluntad popular expresada el 21 de febrero de 2016 (21F). Al verla así vestida, un grupo de policías la rodeó y primero quiso expulsarla del estadio de Cochabamba, donde se realizó el acto inaugural de los XI Juegos Odesur; y luego la obligó a ponerse una chompa para ocultar su expresión.
La señorita, que estaba en la Curva Norte del Félix Capriles, se negó a abandonar el escenario deportivo, donde minutos antes había terminado de entonarse el himno nacional y parte del público había gritado Bolivia dijo NO; pero se resignó después, ante el acoso policial, a tapar los escritos que pedían respeto a la democracia, según un video difundido anoche por la asambleista de Unidad Nacional (UN) del departamento de La Paz, Claudia Bravo.
El artículo 13.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos establece que “toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y de expresión” y que “este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística o por cualquier otro procedimiento de su elección”.
El artículo 21.5 de la Constitución Política del Estado señala que todas las bolivianas “tienen el derecho a expresar y difundir libremente pensamientos u opiniones por cualquier medio de comunicación, de forma oral, escrita o visual, individual o colectiva”.
