Max Baldivieso – La gestión como una estrategia sincera y propositiva para el desarrollo económico

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El crecimiento económico sostenido de Bolivia es un ejemplo de resiliencia y éxito en medio de desafíos globales. Esto demuestra que las políticas económicas efectivas pueden tener un impacto positivo en la vida de las personas. Además, debemos ser conscientes de la importancia de la información imparcial y que la influencia de las encuestas de opinión deben asegurarnos de que reflejen verdaderamente los intereses de la sociedad en su conjunto. El futuro de Bolivia y de cualquier país depende de las decisiones que tomemos hoy.

Bolivia ha demostrado que con una visión estratégica, políticas económicas adecuadas y una gestión eficiente, es posible superar desafíos significativos y lograr un resurgimiento económico. El país ha consolidado su posición como una de las economías en crecimiento más sólido de América Latina y se encuentra bien posicionado para enfrentar los desafíos futuros con confianza.

Cómo comprender nuestros procesos económicos y políticos en un país que experimentó cambios profundos desde 2006. Se comenzaron a abordar diversas necesidades del pueblo, este que esta conformado por obreros, campesinos, indígenas, mestizos, cholos, blancos y negros. Todos estos grupos conforman nuestra diversidad, habitando desde las tierras altas hasta las tierras bajas, con distintas formas de producción y conceptos que se unificaron el 2009 en la Constitución Política del Estado.

A partir de este punto, se emprendió la nacionalización de los recursos naturales y empresas, que pasaron a ser gestionados por el Estado. Esto se hizo con el objetivo principal de mejorar el bienestar de los bolivianos. En este proceso, se inició una ruta hacia la industrialización y se incentivaron nuevas matrices productivas. Un ejemplo notable es la transformación del sector agropecuario.

La minería también experimentó una transformación significativa, con mayores contribuciones y regalías a favor del Estado y las regiones de explotación. En este contexto, el gas desempeñó un papel fundamental en el desarrollo del país, al financiar la distribución de la riqueza y fomentar la diversificación económica. Todo esto se enmarca en lo que llamamos un «estado de bienestar», cuyo propósito principal es reducir la pobreza, la desigualdad y el desempleo.

Este proceso se vio interrumpido por un golpe de estado llevado a cabo por grupos sectarios que acumularon fuerzas a través de la manipulación mediática de un supuesto descontento en todo el país frente a un proceso que buscaba exclusivamente el bienestar de los bolivianos. Estos grupos se valieron de encuestas de opinión sesgadas y tácticas astutas para avanzar en su agenda. Además, el golpe de estado se vio impulsado por un cálculo político erróneo, motivado por una obsesiva búsqueda de poder y liderazgo, lo que causó la interrupción de 14 años de trabajo constante en la búsqueda del bienestar de las familias bolivianas.

Posteriormente, se vivió un año de gestión económica desastrosa y niveles alarmantes de corrupción, hasta que se produjo un cambio de gobierno con un respaldo superior al 52%. Este evento marcó el inicio de un camino de reconstrucción centrado en la salud y orientado a reactivar la industria, cambiando la perspectiva del proceso y otorgándole un enfoque necesario en la gestión.

Una de las principales razones detrás de este resurgimiento es la visión estratégica que el gobierno actual ha adoptado. A través de la nacionalización de los recursos naturales, Bolivia ha logrado redistribuir el ingreso de manera más equitativa, priorizando la demanda interna y enfocándose en la industrialización para reducir la dependencia de las importaciones. Este enfoque ha tenido un impacto significativo en el crecimiento económico del país.

El Producto Interno Bruto (PIB) de Bolivia ha experimentado un crecimiento constante desde la implementación de estas políticas. En 2022, el PIB alcanzó los $44.315 millones, un indicador de recuperación económica. A pesar de la compleja coyuntura económica global, el país ha mantenido su crecimiento, con un crecimiento del 3.5% en 2022 y una proyección del 4.86% para 2023. Estas cifras demuestran la resiliencia de la economía boliviana en un momento en el que muchas otras naciones enfrentan dificultades económicas.

Uno de los logros más notables en este proceso de resurgimiento es la gestión de la inflación. Con una tasa de inflación del 1.6% en agosto, Bolivia tiene la inflación más baja de Sudamérica y se encuentra en una posición envidiable en comparación con el resto del mundo. Este control de la inflación es un testimonio de la estabilidad económica que se ha logrado.

Además, el desempleo en Bolivia ha disminuido significativamente, llegando al 3.7% en agosto de este año. Esta tasa de desempleo es la más baja en muchas décadas, lo que indica que las políticas económicas implementadas han tenido un impacto positivo en la creación de empleo y el bienestar de la población.

Es importante destacar que estos logros se han alcanzado en medio de desafíos económicos globales, como la guerra en Rusia y Ucrania, condiciones de financiamiento más estrictas y la moderación de los precios de los productos básicos. A pesar de estos desafíos, Bolivia se ha mantenido en un camino de crecimiento sostenido.

El Banco Mundial, en su informe de Perspectivas Económicas Mundiales de junio de 2023, ubica a Bolivia entre las tres economías con mejor proyección de crecimiento en la región, con una proyección del 2.5% para 2023. Esto la coloca por encima de países como Perú, Uruguay, Colombia y Brasil, que enfrentan tasas de crecimiento menos favorables. Incluso países vecinos como Argentina y Chile están previendo tasas de crecimiento negativas.

Después de analizar detenidamente las cifras e índices de crecimiento y estabilidad expuestos, es fundamental que nos detengamos a reflexionar sobre el papel de las encuestas de opinión en la configuración de nuestro futuro como sociedad. En medio de la abrumadora cantidad de datos y cifras que nos inundan, resulta esencial reconocer la influencia significativa que estas herramientas ejercen en la toma de decisiones políticas y económicas. Sin embargo, también debemos ser conscientes de su susceptibilidad a manipulaciones que puedan favorecer intereses particulares.

Es innegable que las encuestas de opinión desempeñan un papel crucial en la toma de decisiones políticas y económicas. No obstante, es importante destacar que algunas empresas, motivadas por su deseo de desacreditar el modelo de desarrollo y la reconstrucción del estado, tienden a formular preguntas que sesgan la opinión pública en una dirección crítica. Estas empresas buscan consolidar agendas económicas y políticas que solo sirven a grupos selectos de interés.

La gran interrogante que debemos abordar como sociedad es qué queremos para nuestras futuras generaciones: ¿un futuro de bienestar a largo plazo, basado en el desarrollo sostenible y el aprovechamiento responsable de nuestros recursos naturales, o la dependencia de trasnacionales y gobiernos que trasladan la carga de la deuda pública a los trabajadores? Bolivia ha forjado un proceso económico que coloca a los bolivianos y bolivianas como ejes de desarrollo y crecimiento, fomentando la inversión pública y el emprendedurismo. Debemos ser críticos y exigentes con las encuestas de opinión que nos presentan, asegurándonos de que reflejen verdaderamente nuestras aspiraciones como sociedad y no los intereses particulares de unos pocos.

Max Baldivieso es periodista

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