El domingo 22 de octubre, publiqué un cuadro que resumía información recientemente publicada por el INE, acerca del crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de los departamentos del país. Mi preocupación obedecía a tratar de demostrar con datos que el crecimiento en Bolivia es muy bajo (insuficiente), pero, además, extremadamente desigual; en este caso, a nivel departamental.
El cálculo o la medición del PIB es sumamente importante, porque intenta reflejar la generación de valor o riqueza de un país, por lo que, a mayor crecimiento del PIB, mayor será la generación de riqueza que potencialmente podría beneficiar a todos los habitantes de un país, así como un mayor desarrollo. Este último término, implica que además de riqueza, los habitantes también pueden tener un mayor estatus de salud y educación, y acceso a servicios básicos, entre otros.
Entender algunos detalles de la medición del PIB y su utilidad en términos prácticos para la sociedad, es muy importante, porque es un buen termómetro de la actividad económica, del empleo y de otros indicadores que pueden darnos una idea, de cómo estamos a nivel mundial, pero también, en lo interno de cómo está nuestra economía.
Sabemos que, desde hace muchos años, autoridades del gobierno nos han dicho reiteradas veces, que durante varios años fuimos campeones en crecimiento a nivel latinoamericano, y en la actualidad, pese a que el crecimiento es más bajo que en otros años, de todas maneras, nos dicen que el crecimiento es uno de los más altos y que estamos muy bien, e incluso mejor que otros países.
Por otro lado, es importante aclarar que a los ciudadanos comunes nos interesa saber cuál fue el crecimiento de la riqueza en el país, para saber a cuánto me toca. Por eso que una medida más útil para el común de la gente es el PIB per cápita (por persona). Al respecto, resulta que, si comparamos el PIB per cápita de los demás países latinoamericanos, durante los últimos 17 años, la distancia entre los demás países y Bolivia, no paró de crecer, o sea, la riqueza en manos de sus ciudadanos creció mucho más que la riqueza de nuestro país en nuestras manos. Aunque claro, es probable que las afirmaciones de personeros de gobierno sean ciertas, si nos comparamos con Haití, Venezuela u otros países que ni conocemos, como Bélice (10 veces más pequeño que Oruro, en superficie).
En otro ámbito referido al crecimiento económico, otro de los discursos repetidos por todos los simpatizantes del gobierno, es el hecho de que el PIB antes de 2007 era inferior a los 10 mil millones, y en la actualidad habría superado los 40 mil millones de dólares (parece hasta un milagro). Pero lo que no te dicen es que más de 2/3 de ese crecimiento fue el reflejo del crecimiento sólo de los precios. Para que se entienda, debemos saber que el PIB es una medida de valor (precio por cantidad). Entonces, resulta que un país podría producir 10 panes a 1 Bs (el PIB sería 10 Bs), o podría producir los mismos 10 panes a 2 Bs (el PIB sería 20 Bs), y creo que es obvio, que nadie come dinero, sino panes. Por lo que en economía el crecimiento económico se mide con el PIB Real, que refleja el cambio en la producción en términos físicos, o sea en nuestro ejemplo 10 panes (no hubo crecimiento).
Pero volviendo a mi publicación sobre el crecimiento económico de los departamentos entre el 2010 y 2022 (la encuentra en redes sociales), lo que hice fue sumar aritméticamente el crecimiento anual entre todos esos años. Mi objetivo era demostrar el crecimiento super desigual de los departamentos, y aunque lo logré, mi cálculo no era el más correcto. Mi amigo José Gabriel Espinoza (uno de los economistas más respetados de Bolivia) me lo hizo notar, y aunque mis conclusiones, corrigiendo el modo de cálculo no cambian, es importante no sólo convencer al común de la gente, sino también a gente que sabe de economía y de estadística.
Para mejorar mis cálculos y para ver con mayor precisión la realidad del crecimiento, le pido pueda situarse en la parte izquierda del siguiente gráfico, donde se muestra el crecimiento acumulado del PIB departamental Real entre los años 2010 y 2022 (o sea, sin el efecto de los precios). Para realizar estos cálculos, emparejé todas las series en base a los precios del año 2010 (como referencia) y calculé el crecimiento acumulado de tres formas. La primera (en celeste) es prácticamente la misma que publiqué en redes, donde se puede ver que Santa Cruz, durante todos estos años creció a un 65,7%, mientras que Tarija creció a 2,2%. La forma más correcta del cálculo, profundiza la desigualdad en el crecimiento (en anaranjado), ya que resulta que Santa Cruz creció a lo largo de esos años en un 88,9% y Tarija a una tasa negativa de -0,8% (100 veces menos). La tercera (en rojo), calcula la tasa de crecimiento (aritmética) entre el 2022 y el 2010, sin utilizar todos los demás datos. Lo malo de este último cálculo es que no refleja el comportamiento de todos los años, y claro, Tarija creció entre el 2022 y 2021 a menos 6,22% (decreció) y Potosí a -2,40%, lo que hace que el crecimiento tenga mayor castigo (sea más bajo). Por eso es que Santa Cruz habría crecido entre estos años a 82,1%, mientras Tarija habría crecido a -7,5%. Las diferencias son desastrosas.
En conclusión, mi publicación inicial subestimaba la gran desigualdad en crecimiento cuando comparamos el comportamiento de los departamentos respecto al crecimiento económico; y, por supuesto, todos debiéramos preguntarnos cómo es posible que el departamento que más recibió recursos durante los últimos 12 años, fue el que menos creció, o, mejor dicho, el departamento que decreció. El PIB Real de Tarija el 2010 alcanzaba a 15.600 millones de Bs aproximadamente, y para 2022 alcanzó a 14.431 millones de Bs. Pero para ver otras realidades, Oruro contaba con un PIB Real el 2010 de 8.117 millones de Bs, y el 2022 alcanzó a 9.681 millones de bolivianos (¡en 13 años creció muy poco!).
Para complementar este análisis, es importante informar a la población que, en estos 13 años, la gobernación de Tarija, por ejemplo, recibió 16 veces más recursos que la gobernación de Oruro y más del doble de lo que recibió la gobernación de Santa Cruz. Si bien, este no es el tema específico del presente artículo, creo que debe quedar establecido que un mayor gasto gubernamental, de ninguna manera significa mayor crecimiento económico.
Para ampliar un poco más el análisis, al lado derecho del gráfico se presenta un análisis parecido al anterior, pero ahora con un indicador que podría reflejar en mejor medida la realidad de los departamentos, el PIB per cápita.
A diferencia de los indicadores del lado izquierdo, en anaranjado presento la tasa de crecimiento (aritmética) del PIB per cápita departamental a precios de mercado, entre 2022 y 2010 (en el gráfico de la derecha), sin tomar en cuenta los demás años. Resulta que Chuquisaca fue el departamento que creció más, con 125% y Tarija continúa siendo el último con apenas 8,3%. Pero usted, querido lector debe notar que el crecimiento debe ser a precios de un año base, o sea, debemos neutralizar el efecto de los precios. Por esta razón, realizo el mismo cálculo, pero ahora neutralizando el efecto de los precios (en plomo). La razón para mostrar este cálculo es que el gobierno, sólo muestra el cálculo del PIB per cápita a precios de mercado (ilusión monetaria).
Resulta que si bien pensábamos que la riqueza en cada uno de los chuquisaqueños (per cápita) había crecido en estos 13 años al 125%, en términos reales sólo habría llegado a un 38% (la tercera parte). Aplicando el mismo análisis para el departamento que se encuentra a la cola del crecimiento, resulta que el PIB por persona a precios de mercado (o sea, incluida la inflación) para Tarija, reporta un crecimiento de 8,3%, pero en términos reales, la riqueza en manos de cada uno de los tarijeños redujo en un 25,3%. Por otro lado, aplicando el cálculo adecuado de la variación acumulada del crecimiento del PIB per cápita por departamento, las diferencias se profundizan, reflejando un panorama de empobrecimiento a lo largo de estos 13 años (en verde). ¿Esta última afirmación será correcta?
Fuente: INE, elaboración propia
En este punto, mi querido lector debe estar muy preocupado, porque vemos que esta gran desigualdad en el crecimiento del PIB global (de todo el departamento) y el PIB por persona, es muy marcada. Pero deberíamos preguntarnos también, si el PIB per cápita implica una distribución igualitaria entre toda la población de cada departamento.
Resulta que en el ejemplo que dimos de los 10 panes; si suponemos una población de 2 personas, es muy distinto que cada persona se coma a 5 panes (cada uno), o que uno de ellos se coma 8 y el otro solamente 2. Lo que quiero decir es que, el PIB per cápita no es una medida que refleje las desigualdades al interior de cada departamento. ¿Será que con estos datos podemos ver además la desigualdad en el crecimiento al interior de los departamentos?
Si bien es difícil ver en detalle lo explicado en el anterior párrafo, podemos acercarnos a verificar la desigualdad del crecimiento para cada ciudadano respecto al crecimiento global. Supongamos ahora que el PIB real creció de 10 a 15 panes. Si la población es de 10 personas y en el segundo momento se mantiene constante, resulta que el PIB per cápita cambia de 1 pan por persona a 1,5 panes por persona (un aumento de la riqueza en manos de cada persona). Pero, ¿qué pasa si el crecimiento del PIB global aumenta más que el PIB per cápita? Quiere decir que probablemente la población creció más que el PIB global y por eso, pese a que se registra un crecimiento importante del PIB global, el mismo no es suficiente para transferir la riqueza a cada persona.
Si el PIB global crece de 10 a 15 panes, pero la población creció de 10 a 30 personas, resulta que ahora a cada persona le toca 0,5 panes (la mitad), por lo que podemos decir que el crecimiento fue desigual al interior del departamento (empobrecimiento debido al bajo crecimiento). Le invito a realizar la resta entre la Tasa Acumulada de Crecimiento (geométrica) del PIB departamental y del PIB per cápita para verificar lo que dije. Resulta que en todos los casos la tasa de crecimiento acumulada del PIB global entre 2022 y 2010 es mayor a la tasa acumulada del PIB per cápita, por lo que hemos sufrido durante todos estos años un proceso de empobrecimiento, paradójicamente, durante la “bonanza económica” por la cantidad de recursos que ingresaron al país. ¿Por qué se dio esto?
También es paradójico que el departamento que más creció (Santa Cruz) es el que ha experimentado un mayor empobrecimiento de su población, proporcionalmente hablando (hay una diferencia de 52 puntos porcentuales), le sigue Pando (51,3), Cochabamba con 35, Beni con 34,8 y Chuquisaca con 29, entre otros casos.
La conclusión del presente análisis, es que el crecimiento económico de los departamentos en Bolivia fue muy bajo y extremadamente desigual, reflejado por un empobrecimiento paulatino de cada uno de los bolivianos, en una etapa de bonanza de precios de las materias primas que duró hasta 2014, pero que de todas maneras se trató de compensar con gasto público, deuda interna y externa, que no pudo frenar el deterioro de la economía de las familias. Por lo tanto, si bien Santa Cruz es el que creció más, su crecimiento está lejos de ser suficiente, ¡debe crecer mucho más!
Pero para responder a la pregunta sobre la desigualdad, quedó establecido que cuando el crecimiento en un departamento no es suficiente o no es capaz de transferir proporcionalmente la riqueza creada a sus ciudadanos, empieza a generarse una competencia encarnizada por los excedentes, donde claramente algunos se benefician más que otros. Para el colmo de males, en Bolivia además tenemos un actor en la economía que compite con amplias preferencias (el gobierno). Por lo que, en estos casos el crecimiento desigual se hace más evidente y la brecha entre ricos y pobres crece aún más. Por lo que, en Bolivia, no sólo somos más pobres (en general) sino que cada vez hay más pobres y unos pocos ricos, muy ricos. Le dejo aquí una pregunta abierta, ¿es importante que el crecimiento sea más igualitario?
Por supuesto, queda pendiente, para una próxima entrega, el análisis de las causas de este descalabro de la economía, disimulado por discursos exitistas. Espero que, como dice el dicho popular, haya podido demostrar que “el dato mata al relato”, y espero también al relator -para bien de todos los bolivianos-, dejando de un lado incluso las posiciones políticas.
Joshua Bellot es economista e investigador