Enrique Ormachea – Crisis del fútbol profesional cruceño: ¿casualidad o desadaptación al fútbol mercantilizado?

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La ausencia de logros deportivos de los clubes cruceños que militan en la división profesional del fútbol boliviano desde hace ya varios años, es un buen motivo para reflexionar sobre algunos aspectos que llaman la atención, pues tanto desde el ámbito estrictamente futbolístico como desde la relevancia económica y poblacional que caracteriza hoy al departamento de Santa Cruz, esta situación no debería tener lugar.

La prensa deportiva viene llamando la atención sobre la situación de los clubes cruceños que participan en la División Profesional del Fútbol Boliviano. Resalta que en los últimos once años ninguno de éstos se ha coronado como campeón del fútbol profesional.  Asimismo, se señala que hace bastante tiempo que no logran clasificar a fase de grupos de la Copa Libertadores de América, y  que sus recientes participaciones en  Copa Sudamericana no han sido  satisfactorias. Datos más recientes llaman la atención sobre la situación de dos grandes clubes cruceños como Oriente Petrolero y Blooming que ocupan los últimos puestos del actual torneo profesional.

Sin embargo, estos datos no guardan relación con la relevancia que ha adquirido el fútbol cruceño. De los 361 jugadores bolivianos inscritos en el actual torneo de la División Profesional, 221, es decir, el 58% son jugadores nacidos en Santa Cruz y formados mayoritariamente en este departamento. Muy por debajo de esta cifra se sitúan Cochabamba que aporta con 45 jugadores (12%), Tarija con 30 (8%) y Beni con 23 (6%). La Paz, cuyos clubes han acaparado en los últimos años la mayor parte de los títulos y participaciones  en Copa Libertadores, apenas aporta con  18 jugadores (5%)[2]. Y, con absoluta seguridad, la mayor parte de las plantillas de jugadores bolivianos de estos clubes están conformadas por jugadores cruceños.

Esta información demuestra que Santa Cruz es la gran cantera del fútbol boliviano.  Pero como en el futbol altamente mercantilizado “billetera mata a galán”, las escuelas de fútbol y los clubes cruceños terminan cediendo talentos a otros clubes del país, principalmente a  aquellos con capacidad para introducir recursos  que no provienen  necesariamente de ingresos generados por el fútbol (caso de BAISA con Bolívar y la familia Costa con Always Ready) y a clubes como The Strongest que, por sus consecutivas participaciones en Copa libertadores en los últimos anos, ha encontrado un nivel de ingresos que le permite competir, no sin dificultades, en un mercado inflacionado por recursos ajenos al fútbol.

Surge entonces una primera interrogante. Si el éxito deportivo está altamente relacionado con la posibilidad de contar con jugadores talentosos, ¿por qué los clubes cruceños y fundamentalmente los dos más importante como Oriente Petrolero y Blooming, no pueden generar los recursos necesarios para adquirir o retener talentos que nacen y se forman en Santa Cruz, si éstos pertenecen a un departamento que presenta hoy un desarrollo económico relativo mayor que el resto de los departamentos del país?

Como es sabido, hoy las fuentes de ingresos de los clubes de fútbol vienen sufriendo cambios importantes como consecuencia de la extrema mercantilización de este deporte. Así, los ingresos por concepto de venta de entradas ya no es el único, pues también se obtienen ingresos por  derechos de televisación y mercadeo (que incluye transferencia de jugadores).

Salvo los ingresos por derechos de televisación -que en el caso del fútbol profesional boliviano son negociados y distribuidos de manera colectiva y equitativa- , los ingresos por venta de entradas y mercadeo son dos ámbitos que dependen de cada uno de los clubes de fútbol.  En este sentido, estos ingresos están fuertemente relacionados con el tipo de gestión institucional que tengan cada uno de ellos. Hoy, el fútbol profesional requiere para su desarrollo instituciones deportivas sólidas, capaces de generar los recursos financieros necesarios para obtener éxitos deportivos, los que, a su vez, generarán aún mayores ingresos.

Si bien no contamos con información que nos permita tener un diagnóstico preciso de las razones institucionales específicas que expliquen  esta suerte de crisis por la que están atravesando los clubes cruceños, resulta importante presentar algunos datos del entorno económico y demográfico en el que se desenvuelven los mismos y que tienen estrecha relación con los ingresos que son posibles de obtener en un fútbol profesional cada vez más mercantilizado.

En 1997 el departamento de Santa Cruz registraba un PIB de 2.308 millones de dólares, sobrepasando por primera vez al departamento de La Paz que registraba una cifra ligeramente  inferior (2.206 millones de dólares). Desde entonces, el tamaño de la economía cruceña ha seguido creciendo pues en 2021 registra un PIB de 16.885 millones de dólares (30.3% del total del PIB nacional), mientras el departamento de La Paz registra un PIB de 12.269 millones de dólares (27.7% del PIB nacional)[3].

 La importancia de la economía cruceña también se refleja en otros datos. En 2022 exportó alrededor de 4.500 millones de dólares, cifra muy superior a la registrada por el departamento de La Paz que alcanzó a 2.700 millones de dólares[4].  En este sentido, es posible afirmar que en este departamento se asientan también las más importantes empresas del país en varios rubros. Según datos de Fundempresa, en 2021 el departamento de Santa Cruz concentraba el 43.9% del total de sociedades anónimas que existen en el país y el 33.2% de sociedades constituidas en el extranjero[5].

Otros datos no menos importantes relacionado con el fútbol, son los demográficos. Según proyecciones de población, en 2022 el departamento de Santa Cruz tiene una población de 3.4 millones de habitantes que representa el 28.0% del total de la población del país. El 74% reside en la denominada Región Metropolitana (conformada por Santa Cruz de la Sierra, Montero, Warnes, La Guardia, El Torno, Cotoca, Porongo y Pailón). Esta macroregión, fundamentalmente, urbana ha incrementado su población en los últimos 20 años pasando de 1.4 millones a 2.5 millones de habitantes[6] .

Este escenario económico y demográfico altamente favorable para desarrollar estrategias y planes  institucionales orientados a generar  mayores ingresos genuinos para los clubes del fútbol cruceño, al parecer no es tomado en cuenta por sus dirigencias, lo que significaría que estarían sufriendo de una suerte de inadaptación a un fútbol cada vez más mercantilizado.  Los datos económicos   presentados, demuestran, sin duda, importantes oportunidades de sponsorización y los demográficos una importante veta de adscripción de asociados y de mayores ingresos por concepto de asistencia de espectadores a los partidos de fútbol.

Indudablemente, los clubes cruceños podrían aprovechar  mejor este escenario departamental tan favorable, únicamente si son capaces de construir verdaderas instituciones deportivas. Y lo podrían aprovechar aún más, si se toman en serio la necesidad de introducir en el fútbol boliviano el Fair Play Financiero. Es decir, que los clubes se sostengan exclusivamente con recursos genuinos generados por el fútbol, evitando así la competencia desleal de los denominados “nuevos ricos” de este deporte, que inyectan recursos a algunos clubes con fines que, en algunos casos, responden a interesas políticos o económicos particulares.

Enrique Ormachea Saavedra es investigador del Centro de Estudios sobre Sociedad y Deporte (CESODEP)

[2] El Deber (23/03/23)  Casi el 60% de los jugadores de la DivPro son cruceños

[3] Gobierno Autónomo del departamento de Santa Cruz (2022) Informe Económico y Social de Santa Cruz 2022

[4] Gobierno Autónomo del departamento de Santa Cruz (2022) Op. Cit.

[5] Fundempresa (2021) Estadísticas del registro de comercio de Bolivia

[6] El Deber 09/07/2023 La población crece en el área urbana, cono rostro joven y nuevos desafíos

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