Violeta Ayala: «Mi rol como documentalista y periodista es la de cuestionar»

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Violeta Michelle Ayala Grágeda bordea la edad más productiva del ser humano, esa parte de la existencia donde el conocimiento se macera con la experiencia. Nació en Cochabamba el 16 de febrero del año en que una masiva huelga de hambre obligó a renunciar al poder al dictador Hugo Bánzer Suárez.  Es más conocida como directora de cine, productora y escritora, aunque su raíz académica es el periodismo, carrera que estudió en la Universidad Charles Sturt de Australia, donde reside desde hace años.
Tiene doble nacionalidad: boliviana y australiana. Justo cuando retornó el año pasado temporalmente a su natal Cochabamba se topó con una manifestación de personas con discapacidad, que pedían una renta mensual de Bs500. En ese entonces, no pensó que la protesta iba a ser tan larga y tan inhumanamente ignorada y reprimida por el gobierno de Evo Morales. Tampoco pensó que iba a terminar haciendo un documental, “The Fight” (La Lucha), lanzado el pasado viernes al mundo por el influyente periódico británico, The Guardían.  
No es su primer documental. En 2009, produjo uno muy controvertido: Stolen, que descubrió la esclavitud en los campos de refugiados de la provincia de Tinduf al suroeste de Argelia y el Sáhara Occidental (África); fue estrenado en el Festival Internacional de Cine de Toronto, Canada.
RimayPampa conversó con Violeta sobre su decisión de hacer el documental en torno a la larga, penosa e inútil marcha de las personas con discapacidad de Bolivia en el primer semestre del año pasado.

¿Por qué hizo usted el documental?

Nunca me imaginé el desenlace de la protesta que empezó en la plaza 14 de Septiembre (Cochabamba) y después que se colgaron en los puentes en sus sillas de ruedas. Cuando nos dijeron que iban a ir en caravana a La Paz, nos parecía una hazaña para cualquiera, pero para personas en sillas de ruedas, con parálisis cerebral, personas con discapacidad auditiva, etc., era demasiado, pero lo lograron y resistieron. Y Rose Mery Guarita (una de las personas que participó en la protesta) llegó hasta la ONU.
No pensé en hacer este documental, fue mi colega Fernando Barbosa, que me llevó bajo el puente (en Cochabamba) y después Jen Brea, una cineasta AfroAmericana con discapacidad, (fueron) quienes me metieron en el lio. 

Dan Fallshaw y Fernando caminaron con la caravana, pensamos que el documental iba a ser de la caravana. No es algo común que personas con discapacidad crucen los Andes en sus sillas de ruedas. Una cosa nos llevó a la otra y terminamos en La Paz por meses.

¿Hubo alguna intención política?

Creo que toda protesta de reivindicación social es política, pero nuestra intención nunca fue político partidaria. Nosotros somos contadores de historias; de todas maneras creo que todo mi trabajo siempre ha sido político, no porque apoyo a un partido, pero al contar historias que los gobiernos quieren ocultar pues mi trabajo se hace político. 

Los gobiernos han utilizado la excusa de llamar política a cualquier reivindicación, cuando se los cuestiona, cuando uno no está de acuerdo con ellos. Mi rol como documentalista, artista y periodista es la de cuestionar.

¿Qué impresión causó en la gente que vio el documental?
El Guardian ha escrito un artículo diciendo que es un documental que duele porque es duro ver a gente con discapacidad tratada de esa manera, y que la reputación de Evo Morales, en el mundo, como presidente de los pobres y oprimidos, ya nadie se la cree.
¿Cuánto costó? ¿Quién financió?
Nosotros recibimos 20.000 dólares y 500 Pounds (libras, 850 dólares) del Sundance Institute y MacArthur Foundation. Este es el primer trabajo que filme con nuestros propios recursos, no recibimos nada por filmar y al final los del The Guardian hicieron el sonido y la corrección de colores. El compositor musical trabajó casi gratis igual. Fue realmente un esfuerzo por la causa.
Yo pague el viaje (de personas con discapacidad bolivianas) a Ginebra con estos recursos.
Es posible que desde el gobierno digan que esta producción es del Imperio, ¿cuál su respuesta?
Creo que ya nadie le cree al gobierno cuando le echa la culpa al imperio. Yo vengo de una familia de izquierda, mi abuelo Vitaliano Grágeda (fue) del partido Comunista y secretario general de la CSUTCB; ha estado 10 años como prisionero político en diferentes cárceles, desde Coati hasta el Panoptico de La Paz; mi abuelo ha ocultado al Che en Pocoata (Cochabamba). 

Yo nací cuando cuando mi abuelo estaba con detención domiciliaria; por eso él me cuidó hasta los tres años. Vengo de una familia de médicos, todos muy comprometidos socialmente, mi papa y mi tío son producto del exilio en Australia; mi primo es el economista de Podemos en España. Ahora mismo estoy cubriendo (en Canberra, en la Aboriginal Tent Embassy) una reivindicación de los aborígenes y me llaman Izquierdista aquí. Estoy acostumbrada que me llamen de todo, son gajes del oficio. Al imperio tampoco le importan las personas con discapacidad y menos las de Bolivia.

¿De cómo se interesó The Guardian en el documental sobre las personas con discapacidad?
Charlie Phillips, el director de documentales de The Guardian, vio uno de mis posts en Facebook, el del Neptuno y me propuso hacer un corto. Él conoce mi trabajo, al principio yo no estaba muy interesada porque yo había hecho siempre largometrajes. Después pensé en la urgencia y aceptamos.
Hemos trabajado 4 meses en la edición, 130 cortes diferentes, 500 horas grabadas.
The Guardian pagó por el Sonido y la post producción en Londrés.
No pagamos a nadie mientras filmábamos, trabajamos gratis con todo el equipo: Fernando Barbosa, Andrés Zúñiga y Dan Fallshaw
Nuestro equipo, mientras filmábamos, era enteramente boliviano. Dan tiene residencia permanente en nuestro país.
Fue la primera vez, en estos 10 años de carrera, que empezamos un proyecto sin tener ni un centavo.
Ahora ya la crítica ha respondido y es excelente, han dicho que el corto es una pieza maestra, la realización es buenísima, fuerte y humana.
A propósito del contenido del documental, el pasado sábado, el cineasta boliviano, Juan Carlos Valdivia escribió en el muro de Facebook de Violeta Ayala lo siguiente: “Siempre he admirado tu trabajo, tu talento, tu humanidad y tu valentía, Violeta. Sigan adelante. Muchas felicidades”.

Al finalizar la conversación, Ayala contó a Rimay Pampa que está encarrilada en un largometraje que también tiene que ver con Bolivia, pero no quiso dar detalles hasta el momento preciso.

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