En los congresos campesinos no había personas que digan las cosas más claras que ellos. Eran personajes que impresionaban, pero fuera del congreso no pasaba más, los respetaban. Las personas que hemos pasado la cárcel, sabemos qué es eso. Pero lo que dice el Mallku no representa lo que piensa el movimiento campesino, él es producto de la inoperancia de los demás dirigentes, no han encontrado otro, no porque eso represente la emergencia de nada, él mismo lo dice, quiere sentar distancias del Evo Morales y el Alejo Véliz, me parece bien. Es resultado de una transacción de ambos dirigentes incapaces de generar consensos entre ellos.
Alvaro- Por lo que dicen Iván y Xavier, parece que Felipe no pareciera tener una actitud dialogante. Acaso no es el movimiento katarista, indianista, el que más le ha reclamado al Estado, diálogo, charla, permiso, espacio. Y Felipe ha estado ahí, él ha sido candidato suplente del compañero Luciano Tapia en el parlamento. Él ha recorrido ese campo de lo que es, le vamos a pedir a este Estado, espacio, los aymaras tenemos derecho a participar y ahí voy al Parlamento, y hago mi campaña y reivindico mi nacionalidad, mi derecho a vivir juntos. La historia del katarismo, del indianismo, y en particular del Felipe es la historia de estos diálogos, de estas búsquedas y encuentros. Es el Felipe yendo a la marcha por la vida, a dialogar con los mineros. Es uno de los pocos compañeros del campo que ha estado con un grupo de 15, porque vieron ahí la posibilidad de una lucha de la que uno no podía quedarse al margen. Lo tienes al Felipe vinculándose con este grupo de mestizos, para ver como se avanza juntos. No se lo puede calificar de intolerante. Y si Felipe y el katarismo asumió una actitud más radicalizada, fue cuando estos espacios se van cerrando, cuando estas vías de interpelación se muestran como una trampa.
Xavier- A mí siempre me ha quedado la duda con lo de Ofensiva Roja, qué era lo de los aymaras y qué de los no aymaras. Ya cuando salió el Manifiesto de Tiwanacu, escuché a mucha gente diciendo, esto se lo han escrito otros. Ahí lo leí con lupa, y dije esto lo han hecho ellos, otra cosa es cómo lo han redactado. Con Ofensiva Roja quedé con la impresión de que ahí había mucho que no era de ellos. Toda esa preocupación por qué diablos había dicho Marx sobre lo étnico. Quería saber qué nivel de fusión hay, y qué no hay. Entre los campesinos o indígenas y los partidos de izquierda siempre ha habido esta especie de conflicto, de que empiezan vinculados y llega un momento en que se zafan. Sienten que no logran expresarse en lo que ellos quieren, porque el partido tiene una línea que no coincide con ellos. No digo que necesariamente los campesinos tengan la razón, porque todos somos seres humanos y tenemos ambiciones. El caso en el que aparentemente hay algo distinto es el de Chiapas, ahí da la impresión de que la propuesta con la que llegaron ha quedado muy digerida por el hecho de estar viviendo con esta gente mucho tiempo y que surje una cosa significativamente distinta. Aquí en Bolivia no he llegado a ver esto. Son pocos los campesinos en Bolivia que llegan a tener una visión política, les molesta ser los segundones, pero cuando llegan a la primera fila, son más buenos para expresarse que para proponer.
Iván- Así como hay homogeneización hacia arriba, él pretende que todos seamos qaras, también hay homogeneización hacia abajo. Querían que los campesinos piensen como ellos. Habría que ver un poco más si es capaz de dialogar con el otro, no el minero o el campesino, sino el otro. La capacidad de sentarte con tu carcelero.