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Ministerio de Educación, el PMA, UNESCO Y UNICEF presentan consideraciones para guiar el retorno seguro a clases

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El Ministerio de Educación, con el apoyo del Sistema de las Naciones Unidas en Bolivia a través del Programa Mundial de Alimentos (PMA), la UNESCO y UNICEF, presentó el documento «Consideraciones clave para el retorno seguro a clases: Para tomadores de decisiones», realizado con el objetivo de asegurar el derecho a la educación de niñas, niños y adolescentes (NNA) en el contexto de la pandemia del COVID-19, y resguardar la salud de toda la comunidad educativa: estudiantes, padres y madres de familia, profesores y plantel administrativo.

La Resolución Ministerial 01/2021 del Ministerio de Educación establece el retorno a clases bajo tres modalidades: presencial, semipresencial y a distancia. El retorno a la escuela debe ser planificado, gradual e inclusivo sin discriminar a nadie, sin exponer a los alumnos, maestros y el personal educativo a riesgos de salud, coinciden en señalar UNICEF, UNESCO, y el PMA. En Bolivia existen 17.212 unidades educativas, tanto de educación formal, alternativa, como especial; el 72% de ellas son rurales, y el 88%, fiscales.

La presentación del documento fue presidida por el Ministro de Educación, Prof. Adrián Quelca, Susana Sottoli, Coordinadora Residente del Sistema de Naciones Unidas en Bolivia, Ana Maria Salhuana, Representante del PMA y Rafael Ramirez, Representante de UNICEF.

“La pandemia de COVID-19 ha causado estragos en la enseñanza de los niños y niñas de todo el mundo.  Se debe asegurar que los maestros y maestras asistan a los procesos de vacunación con la celeridad posible en el marco del plan nacional respectivo y sus grupos de edad y posibles patologías”, afirmó Sottoli durante la presentación.

Por su parte, Rafael Ramirez afirmó que el “mantener cerradas las escuelas tiene un impacto negativo para los niños, niñas y adolescente, especialmente para quienes están en situación de mayor vulnerabilidad.   No asistir presencialmente a las escuelas afecta su bienestar, seguridad y desarrollo, pues es allí donde reciben educación, alimento y protección, donde juegan, hacen amigos y reciben el apoyo de sus profesores.  Cuanto más tiempo permanezcan los niños y niñas fuera de la escuela, mayor será la probabilidad de que no regresen”. A nivel global, se prevé que el abandono escolar aumente en 24 millones de niños.

«Este documento es un esfuerzo conjunto por garantizar que el retorno a clases sea seguro para toda la comunidad educativa. La vuelta a clases está planteando grandes desafíos y es nuestro compromiso responder con responsabilidad para garantizar que los niños, niñas, maestros y maestras estén seguros en el gran desafío de la educación», señala Ana María Salhuana, Representante del PMA.

El documento permitirá guiar la toma de decisiones de todos los actores involucrados en la educación del país tanto a nivel departamental, municipal, distrital, así como también dentro de los núcleos escolares con alcance a los estudiantes y padres de familia. Este material recopila información oficial de instituciones internacionales y el Estado Plurinacional de Bolivia, y busca garantizar la seguridad de la comunidad educativa en el desafío de la formación de las futuras generaciones del país.

Cuatro rutas de acción

La publicación recomienda cuatro rutas de acción que deben responder a la diversidad de contextos que vive cada comunidad educativa.

Ruta de actuación 1: La Unidad Educativa selecciona la modalidad educativa de acuerdo con el estado de transmisión de la COVID –19 en el país y su área inmediata. Orienta sobre cómo debe ser el ingreso al centro educativo, la salida y retorno de los estudiantes a sus hogares. También se brindan orientaciones para el manejo del aforo y cumplimiento del distanciamiento físico en las actividades escolares fuera del aula; orienta sobre el control de ventas en kioscos escolares y en puertas de los colegios.

Ruta de actuación 2: Aborda la higiene y cuidado dentro y fuera del aula, tanto para las y los estudiantes como para maestras y maestros; incluye recomendaciones sobre la alimentación, y brinda orientaciones para limpieza y desinfección de la unidad educativa.

Ruta de actuación 3: Da orientaciones para trabajar los impactos negativos de la pandemia que sufrieron los niños, niñas y adolescentes en sus hogares, como la violencia, la pérdida de algún ser querido o el miedo, con orientaciones generales vinculadas a la contención psicoafectiva.

Ruta de actuación 4: enfatiza en la importancia de sistematizar información sobre enfermedades que pasaron o tienen maestros y estudiantes y así apoyar la elección de la modalidad educativa. Da    recomendaciones sobre qué hacer con casos positivos de COVID -19 en la unidad educativa.

Toda unidad educativa deberá asegurar contar con personal o comisiones de salud o disciplinarias que implementen las rutas de actuación sobre la base de las tres reglas: uso del barbijo, distanciamiento físico y lavado de manos. Esa instancia asumirá todas las acciones necesarias relacionadas con la emergencia sanitaria, socializará la guía y sus medidas de bioseguridad útiles y ejecutará estrategias de reapertura escolar coordinada. El seguimiento y vigilancia constante de la correcta aplicación de las medidas es también tarea que cumplirá la comisión encargada.

Todas las unidades educativas del país están invitadas a utilizar este documento para preparar el retorno gradual, progresivo y escalonado a las aulas y repensar la organización, las prácticas educativas y formas de relacionamiento para contar con unidades educativas más seguras, saludables, inclusivas y equitativas; donde la aplicación de recursos tecnológicos forme parte de la cotidianeidad y que no sean factores de exclusión, sino más bien parte central y activa del proceso educativo.

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