Logias

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“Las logias son afectas a los directorios y consejos, organismos a los que les es fácil llegar porque la cantidad de votantes siempre es reducida y ese derecho está reservado a algunas élites. A través de la “democracia del teléfono” estos organismos de las sombras han copado todas las instituciones cruceñas, excepto la Universidad Gabriel René Moreno y el gobierno municipal porque allí el voto es democrático y no es corporativo, y la organización de las logias no puede controlar tal cantidad de votantes”, escribe Reymi Ferreira en su libro, Las Logias en Santa Cruz. El texto de investigación fue publicado en 1994. Desde ese entonces a la fecha, ¿habrá cambiado algo? ¿Se habrán consolidado las logias en las cooperativas SAGUAPAC, CRE y COTAS? ¿Será que tomaron más instituciones?
La investigación, realizada por el nuevo rector de la Universidad Gabriel René Moreno, demuestra cómo las logias, “Toborochi” y “Caballeros del Oriente” se distribuyeron las instituciones cruceñas, desde el colegio de profesionales hasta las comparsas de carnavales, para coparlas y desde allá controlar las instancias de decisión local. También denuncia el racismo que las logias pregonan e inoculan en la sociedad cruceña en relación al habitante de otras partes del territorio nacional, particularmente, el colla.
Ocupar espacios tiene un objetivo estratégico: generar una corriente de opinión a partir de una sola voz y pensamiento único. Tiene su significado mediático cuando se trata de asumir posiciones, pues, dan la sensación de que son muchas voces, cuando en realidad es una sola porque refleja un solo pensamiento: el de las logias.
Reymi escribe también que “el poder regional (organizaciones de profesionales, empresariales, hasta gremiales) tenía sus límites, ese que emana del poder central, que es el que en definitiva nombra a los ejecutivos de CORDECRUZ, YPFB, ENFE, ENTEL, importantes espacios a los que no podía renunciar. Conscientes que como logias ya no podían hacer nada donde el que define es el voto democrático, ambas sociedades secretas (Caballeros del Oriente y Toborochi) lanzaron la consigna de infiltrarse en los partidos políticos, aunque algunos de sus militantes ya desde antes tenían compromisos partidarios”.
La consigna estaba lanzada, consistía en copar las instancias de decisión pública para reproducir los beneficios de grupo en dimensión boliviana y cerrar los espacios a los grupos emergentes. “Este fue el límite de la expansión de las logias. Tenían copada toda la estructura institucional cruceña, ahora comenzaba la lucha por el poder político, para nada fácil, tomando en cuenta los objetivos autonomistas y regionalistas de ambas instituciones”, dice Reymi y da una serie de nombres de los logieros infiltrados en ADN y el MIR, entre ellos, Zvonko Matkovic, Juan Manuel Chain, Mauro Alberto Bertero Gutiérrez, Luis del Río, Jorge Landívar y Carlos Dabdoub.
La distancia histórica demuestra que las logias tuvieron éxito temporal en su incursión nacional, pues, cogobernaron el país durante casi 20 años y ocuparon Palacio de Gobierno, ministerios y otros cargos de diferente naturaleza. Por tanto, son culpables también de la debacle y desaparición de los partidos tradicionales, fueron testigos sino protagonistas de los hechos de corrupción y lo más grave es que reprodujeron el centralismo colla que tanto criticaron y se aferraron a ella para impedir el paso de la Nueva Ley Orgánica de las Municipalidades hacia las cooperativas de agua, electricidad y teléfonos.
Según Reymi, este proceso descentralizador de la ciudad no encontró trabas en el poder del Estado, sino, increíblemente, en algunas instituciones regionales, que como las cooperativas de servicios públicos, defendieron sus nexos con el Altiplano contra viento y marea, alegando que ellas dependían directamente de los ministerios respectivos en la ciudad de La Paz. La intención era clara: impedir la transparencia en el manejo de las instituciones cruceñas.
“Debemos decir además – escribe Reymi – que gracias a la incursión de las logias en los partidos políticos, han logrado hacer designar de entre sus miembros a varios integrantes de la judicatura cruceña. Hasta hace unos meses, el presidente de la Corte Superior de Distrito era el hermano “Caballero del Oriente”, Federico Fernández, siendo suplantado por el Dr. Johny Vaca Diez, quien es miembro de la logia Toborochi”.
Si comparamos esta versión con la confesión de Carlos Mesa, quien en su libro Presidencia Sitiada, cuenta cómo el MNR, MIR, ADN cuotearon el Tribunal Constitucional y la Corte Suprema, llegaremos a la conclusión de que el estado era un espacio destinado a resolver problemas personales antes que asuntos públicos. También era la forma de lograr el control total del poder para quedar luego impunes por la comisión de delitos públicos y reproducirse en el poder hasta el fin del tiempo.
Si hay alguna duda respecto al poder de las logias y su presencia incluso en medios de comunicación basta comparar el valioso libro de Reymi Ferreira con la realidad que cada día vemos y observamos.

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