Las señales que Evo Morales dio a Bolivia y al mundo sobre su perfil dictador.

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Filemón Escóbar, mentor de Evo Morales, contó en varias ocasiones, entre ellas en Tiquipaya en 2008, que el actual gobernante del Estado Plurinacional no creía en la democracia, sino en la guerrilla. Recordó que en 1997, les mandó “al diablo” cuando le propusieron ser candidato por Izquierda Unida.

“Él tenía inclinación hacia la lucha armada; yo lo saqué de la línea guerrillera y lo convertimos en nuestro candidato presidencial”, dijo Escóbar, según recordó recientemente en su columna la periodista Cecilia Lanza. 

El líder sindical minero y trotskista, que falleció en junio pasado, no se equivocó, paradójicamente, en optar por la democracia liberal para llevar al poder, vía urnas, a un enemigo de la misma democracia. Sin embargo, al final de sus días, reconoció que había cometido un terrible error al haber elegido al dirigente cocalero, que ya había anunciado sus deseos de aferrarse al poder antes de que termine su primer mandato.

Morales gobierna el Estado Plurinacional desde hace casi 12 años y es presidente de las seis Federaciones de Cocaleros del Trópico de Cochabamba desde hace 23 años. No admitió ni admite alternancia en el mando presidencial, menos en el mando cocalero.

Su tendencia antidemocrática a desconocer las reglas acordadas, la mostró expresamente en el segundo periodo de su gobierno, el 29 de septiembre de 2010, cuando confesó que hizo “trampa” para burlar la disposición transitoria Primera.II. de la Constitución, que le impedía postularse en las elecciones nacionales de 2014.

“¿Quieren que les diga la verdad? Nosotros sabíamos que la derecha en 2008 quería que yo cumpla mi mandato e inhabilitarme con el artículo transitorio. La derecha ha tratado de meterme una trampa y nosotros la cruzamos, pero le hicimos otra trampa más interesante”, declaró sonriente ese día por haber roto el pacto social y político que había hecho posible en octubre de 2008 la aprobación de la entonces nueva Constitución.

Las mentiras de Evo

La «trampa» de Morales comenzó con una mentira, precisamente, en octubre de 2008, cuando declaró: “Quiero que sepan, por la unidad del país, por la nueva Constitución; la propuesta que hicieron dos constituyentes bajo el pedido de los movimientos sociales como dos reelecciones inmediatas para Evo Morales, yo renuncié por la unidad del país (y) por este proceso de cambio, quiero que sepan, hermanas y hermanos”.

Para pulverizar alguna diminuta duda sobre su promesa añadió: “Hoy día está en los periódicos; Evo no es ambicioso, Evo no tiene intereses pese al mensaje que hemos recibido ayer, Evo 20 años o más años de presidente, no estamos ahí”.

Esta mentira pavimentó el consenso entre oposición y oficialismo y facilitó la aprobación de la Constitución, primero en la Asamblea Constituyente y luego en el referendo de 2009.

En febrero de 2013, Morales negó todo. Su partido recurrió al Tribunal Constitucional para habilitar su candidatura por tercera vez.

En septiembre de 2014, tres meses antes de las elecciones de diciembre de ese año, Morales volvió a prometer.

En una entrevista con El Deber, aseguró que después del 2020 iba a abrir un restaurante en el Chapare para ser mesero y cobrar por cada foto.

Siempre en esa linea de lanzar promesas al viento, el 25 de abril de 2015, Evo pidió a sus bases cocaleras un reemplazante: “Quisiera, de parte de ustedes, (que) desde ahora, (se piense) cómo preparar para que se quede otro compañero de Presidente. Tenemos cinco años para preparar quién va a ser el nuevo Presidente a partir de 2020”.

Sin embargo, en octubre de ese mismo año, en una entrevista con el periódico El País de España, no pudo esconder en sus palabras sus intenciones. ¿Será éste su “último mandato”?, preguntó el periodista. Morales respondió que respetará la Constitución. “Entonces, eso significa que ¿será su último mandato?”, repreguntó El País. “Eso significa que vamos a respetar la Constitución”, respondió Morales.

Más mentiras de Evo


En septiembre de 2015, la mayoría parlamentaria del Movimiento al Socialismo (MAS) decidió que el 21 de febrero de 2016 se realice el referendo de reforma del artículo 168 de la Constitución para ver si el pueblo acepta una cuarta candidatura de Morales.

Seis días antes de la consulta popular, Morales prometió: “Si el pueblo dice ‘no’, ¿qué podemos hacer? No vamos a hacer Golpe de Estado. Tenemos que irnos callados”.

Un día después del referendo, manifestó: “Aunque con un voto o con dos votos va haber un ganador, eso se respeta. Esa es la democracia“.

Dos días del referendo aseguró: “Quiero decirles que respetamos los resultados, es parte de la democracia”.

Días después, en sus habituales discursos se desdijo de sus promesas y pidió anular el referendo que perdió.

En septiembre del presente año, su partido presentó una acción abstracta de inconstitucionalidad para que el Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) declare inconstitucional el artículo 168 de la Constitución que limita la reelección a una sola vez.

Amigos dictadores

Mientras el TCP se supone redactaba su sentencia, Morales daba señales aún más evidentes de su inclinación hacia la dictadura. Una de ellas fue su abierto y permanente respaldo al régimen de Nicolás Maduro.

Uno de sus tuits reveló su perfil dictador y sus intenciones permanentes: “un 6 de noviembre de 1826, por primera vez, se (aprobó) la primera Constitución Política del Estado y era conocida como una Constitución vitalicia. ¿Y por qué esa Constitución (…) era conocida como vitalicia? Me han sorprendido los datos, en esa primera Constitución plantearon que las autoridades deben ser vitalicias”.

Sus palabras expusieron todavía más sus deseos el 10 de noviembre, cuando declaró: «No sé si en el futuro vamos a acabar con la democracia occidental de mayorías y minorías. Yo vengo del movimiento indígena originario y allí he visto cómo se aprobaba en reuniones, concentraciones, del ayllu, de la comunidad, que no haya votación, porque en votación ya hay mayorías y minorías”.

Por si aún había alguna duda sobre su perfil dictador, el 23 de noviembre, Morales confirió sin ruborizarse el Cóndor de los Andes, la máxima distinción del Estado boliviano, al dictador de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang Nguema Mbasogo, un militar que impuso un régimen de terror en su país hace más de 38 años.

Para sellar sus deseos antidemocráticos, en ese evento, anunció que preguntará al dictador africano cómo gana las elecciones con más del 90 por ciento de respaldo.

Cinco días después, el TCP desconoció el voto del referendo que ordenó no modificar el artículo 168 y declaró procedente la acción de inconstitucionalidad abstracta contra la propia Constitución para que Evo Morales Ayma sea candidato hasta su muerte.

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