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La contundente derrota del peronismo abre la perspectiva de un cambio político en Argentina

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El Mundo

El peronismo sufrió este domingo una dura derrota a solo 21 meses de haber regresado al poder en Argentina, un resultado que abre las perspectivas de un cambio político en la tercera economía de América Latina.

«Evidentemente algo no habremos hecho bien para que la gente no nos acompañe como esperábamos que nos acompañe», reconoció el presidente Alberto Fernández al comparecer al filo de la medianoche del domingo junto a los principales candidatos y la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, que no emitió palabra.

«Contundente derrota de Alberto Fernández y Cristina Kirchner en todo el país», resumió en su principal titular la web «Infobae» lo sucedido en las primarias que determinaron los candidatos para las elecciones parlamentarias del 14 de noviembre.

Juntos por el Cambio, la coalición social-liberal que gobernó entre 2015 y 2019 con Mauricio Macri en la presidencia, ganó en 16 de los 24 distritos del país y aventajó por casi cinco puntos al peronismo en la provincia de Buenos Aires, que representa «la madre de todas las batallas» en la política argentina y es tradicionalmente dominada por el peronismo.

«Hubo un claro mensaje de una Argentina que dijo basta a la mentira. Acá nace la oportunidad de la Argentina y estamos viendo el fin del populismo», dijo Macri, en una de las primeras reacciones a los resultados.

María Eugenia Vidal, ex gobernadora de Buenos Aires, y en esta ocasión cabeza de lista en la ciudad de Buenos Aires, logró también un amplio triunfo en la capital del país, con un 48% que duplica los 24 puntos del candidato del peronismo, Leandro Santoro.

«Mañana nos vamos a despertar más aliviados, con la mochila menos cargada, sintiendo que algo cambió. Todavía falta, pero falta menos y siento que esta noche no tiene vuelta atrás», dijo Vidal en la celebración de la oposición en una primaveral noche en Buenos Aires.

Mientras Horacio Rodríguez Larreta, alcalde de la capital y presumible candidato presidencial de la oposición en 2023, pudo celebrar el éxito de sus decisiones y su estrategia electoral, el presidente Fernández puso el acento en que las de este domingo fueron primarias y no las elecciones definitivas.

«Esta enorme encuesta, estas primarias, son un dato que vamos a considerar y a partir de mañana vamos a trabajar para que en noviembre, en la elección general, los argentinos y las argentinas nos acompañen. Todos los que estamos aquí solo queremos la felicidad de nuestro pueblo».

El pueblo, sin embargo, le dio la espalda al peronismo con resultados muy llamativos en distritos en los que tradicionalmente predomina. Más allá de perder en las provincias más ricas del país, como Buenos Aires, Córdoba, Santa Fé, Mendoza y Entre Ríos, el peronismo cayó en la patagónica provincia de Santa Cruz, dominada hace décadas por los Kirchner, y en las norteñas de Chaco y Misiones, donde la oposición no suele hacer pie.

Otro dato clave es la pérdida sensible de votos del peronismo en el conurbano, la populosa área que rodea a la capital argentina y que es la base de sus triunfos electorales.

«Cambio de época: el peronismo unido dejó de ser invencible en la Argentina», destacó la analista Déborah Plager en el canal LN+.

Además de la mitad de los asientos en la Cámara de Diputados, las elecciones de noviembre renovarán un tercio del Senado. Si la oposición repite los resultados de este domingo, el peronismo perderá la mayoría absoluta propia con que cuenta en la Cámara alta.

El problema para el peronismo es que la historia indica que Juntos por el Cambio crece en forma muy importante en votos entre las primarias y las elecciones definitivas. El peronismo, en cambio, se estanca.

Las primarias tuvieron además, en medio de la pandemia que aún se hace sentir con dureza en Argentina, una baja participación: solo el 67% de los habilitados acudieron a las urnas en un país en el que el voto es obligatorio.

Mala noticia para el gobierno, porque la mayoría de los votantes que se sumarán en noviembre son, presumiblemente, más afines a la oposición que al peronismo.

«Hay dos millones de votos que faltan y que podrían agravar la derrota en noviembre», destacó «Clarín».

Consciente de ello, Fernández aseguró que «la campaña acaba de empezar» y pidió a los suyos que salgan a las calles a convencer a aquellos que no los votaron.

«Tengo por delante dos años de gobierno, no voy a bajar los brazos. Humildemente les pido que me ayuden. Quiero terminar este mandato sin pobres», añadió Fernández.

Más allá de lo que suceda a nivel electoral, los argentinos tienen también la mira puesta en la evolución de la economía en los próximos días. Las presiones devaluatorias sobre el peso son un clásico de los procesos electorales en el país, y la alta emisión monetaria y la inflación sin control contribuyen a la desconfianza.

Fernández aseguró en los últimos días que «está cerca» un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para renegociar la deuda de 44.000 millones de dólares con el organismo. Sin embargo, las tensiones internas en el peronismo, que crecerán con la derrota de este domingo, amenazan la estabilidad del ministro de Economía, Martín Guzmán, que es el hombre que lleva adelante el diálogo con el FMI.

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