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Cuba abre la puerta a cultivos transgénicos en medio de la crisis alimentaria

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EFE

Cuba abrió oficialmente la puerta a los cultivos transgénicos como «complemento a la agricultura convencional», en medio de una crisis alimentaria y de desabastecimiento agravada ahora por la emergencia sanitaria del coronavirus.

La medida fue dispuesta por el gobierno castrista, el pasado jueves 24 de julio.

Cuba, donde ya se trabajaba en la obtención de semillas genéticamente modificadas desde 2008, aplicará esta alternativa al maíz y la soja, entre otros alimentos, que podrían incluir también a la caña de azúcar en busca de una variedad resistente a los efectos del cambio climático.

«Cuba busca emplear esa tecnología con fines de desarrollo sostenible y no con las prácticas que en otros contextos han tenido un impacto ambiental», aseguró el vicetitular del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma), Armando Rodríguez.

El decreto ley de la Comisión Nacional para el Uso de los Organismos Genéticamente Modificados (OGM) en la Agricultura Cubana, publicado en la Gaceta Oficial de la isla, regula la «inclusión controlada» y la investigación, desarrollo, producción, uso, importación y exportación de los OGM.

Esta disposición se asegurará de que la aplicación de esta tecnología «tenga una adecuada evaluación de riesgo, siguiendo los principios de precaución, transparencia en el manejo, la comunicación de la información y la responsabilidad ético-científica», subrayó a la web Cubadebate el viceministro Rodríguez.

Cuba importa más del 80 % de los alimentos que consumen sus 11,2 millones de habitantes. La escasez crónica que sufre el país caribeño desde hace décadas se ha agravado ahora con la crisis sanitaria de la COVID-19, que ha vaciado los estantes de las tiendas estatales y complicado el abastecimiento de alimentos básicos.

El sistema estatal de acopio agrícola que obliga a los campesinos a vender la mayor parte de sus cosechas en exclusiva al Estado también se ha mostrado ineficiente para garantizar el abastecimiento y distribución de los alimentos.

Ante esta coyuntura, los dirigentes cubanos han instado -al igual que en otras crisis del pasado- a incrementar y diversificar la producción local de alimentos para reducir la dependencia de las importaciones.

COMPLEMENTO A LA AGRICULTURA TRADICIONAL

«No estamos diciendo que (la tecnología transgénica) es el único camino, sino que es una alternativa más, complemento de la agricultura convencional, y es muy importante su vínculo con el momento que atraviesa el país», subrayó el vicetitular del Citma.

En el caso cubano, el Gobierno señala que el uso de los cultivos modificados estaría relacionado además con la Tarea Vida, un programa estatal para enfrentar el cambio climático y sus efectos, como en el caso de la salinización de los suelos.

Las autoridades sin embargo han advertido de que la entrada en vigor del decreto ley, no significará «una explosión en el uso de los OGM», sino que este «partirá de evaluaciones científicas y de factibilidad, con un mecanismo coherente y transparente de aprobación».

El viceministro Rodríguez indicó además que establecerán un «sistema único y diferenciado de trazabilidad y etiquetado de los organismos modificados genéticamente previo a su comercialización, así como el etiquetado de productos que los contengan, estén compuestos por OGM o hayan sido producidos a partir de estos organismos».

FIDEL CASTRO Y SUS ADVERTENCIAS

En 1996, científicos del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de Cuba lograron las primeras plantas transgénicas producidas en un laboratorio cubano.

A pesar de que los ensayos para cultivar maíz transgénico en Cuba comenzaron en 2009, los alimentos modificados genéticamente arrastran aún un estigma en la isla, en parte debido a las repetidas advertencias del fallecido expresidente Fidel Castro (1926-2016).

Su estudio e introducción en el país ha transcurrido sin gran atención mediática, en contraste con la promoción de las bondades de los productos orgánicos.

El líder de la Revolución Cubana dedicó sus últimos años a estudiar con gran devoción los beneficios de varias plantas, sobre todo de la moringa, y a promover la agricultura orgánica, al tiempo que criticaba duramente el uso de alimentos transgénicos.

«La soja (…) es una de las fuentes proteicas y calóricas más completas y económicas conocidas de productos alimenticios industriales para consumo directo, con gran diversidad de usos. La transgénica, que se cultiva para producir proteínas y grasas de origen animal, no es apta para el consumo humano», escribió Castro en una carta publicada por el diario Juventud Rebelde en junio de 2008. EFE

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