Racionamiento del agua en la ciudad de La Paz

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San Isidro: Dos personas de la tercera edad esperan bajo la lluvia, por la llegada del camión cisterna.

Alto San Isidro, una mujer corre junto a su niño por «más baldes».

Villa Salomé, sector Antenas Entel: Personal del Ejército entrega botellas de agua a las familias del lugar.

San Isidro: Llaman y llaman a la empresa de aguas, pero una voz femenina vuelve a repetir: «ya está en camino…»
Villa Salomé: Mucha gente espera recibir su ración.
Los altos de Villa Salomé: Las mujeres son quienes más se ven acudiendo a las filas.

«Ya está en camino…»

Un centenar de personas conforma 6 filas en Pampahasi. Ha llegado un tanque de agua y de él brotará suficiente sólo para ellas. Si llegan más; más personas, han de iniciar los gritos y los empujones.

En los altos de Villa Salomé, aparece un camión, cisterna enigmático y toda persona corre hacia él ¿De qué tratará? ¡Sí, es agua! Y el grito se expande a todo rincón; recorriendo las gradas, callejuelas y calles, patios, ventanas y habitaciones. Es oportuno, aquí, realizar una comparación: El grito llegó como del asfalto se decía en la propaganda de un ex funcionario del MAS: «De k’uchu a k’uchu» Y hablando del MAS, dos jóvenes inician su protesta halagüeña: «Este Evo y sus inútiles» dicen «¡cómo van a permitir que se acabe el amor!» bromean. Mas, enseguida se rectifican y con mayor vehemencia demandan: «¡cómo van a permitir que el agua se acabe!». Toman su puesto en la fila y nuevos gritos se apoderan del aire: En el Sector Antenas de Villa Salomé, hizo parada un camión del ejército, junto a funcionarios del Ministerio de Culturas y la Agencia Nacional de Hidrocarburos, reparten a cada familia, un total de 4 botellas de agua Vital, de dos litros cada una, pero muchos se quedan sin recibir su ración. ¿Recuerdan cuando eran niños, los días próximos a Navidad, la vez que alguien decía que iban a regalar juguetes en la cancha del barrio, pero los mismos se terminaban y uno se quedaba en la fila? Muchas personas se quedaron así, como niños, esperando alcanzar su ración, no de juguetes, sino de agua, que es mucho más necesaria.
Empieza a llover, y desde su habitación u oficina, o desde su asiento en algún minibús, las personas comienzan a publicar en las redes sociales: «Llueve» y a ello le añaden una carita feliz. No es la suerte de algunos vecinos en San Isidro, pues desde horas tempranas de la mañana, han acudido al lugar donde les prometieron llevar un camión cisterna, son las catorce con veinte minutos y nada aparece. Necesitan agua, para beberla. Llaman y llaman por el celular a la empresa de aguas, preguntando por el camión cisterna y una voz femenina responde otra vez: «Ya está en camino…»

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