Tenía mal olor, la herida de bala estaba agusanada, lo entretuvieron, le dieron dos tabletas para dormirlo mientras llamaron a la policía, según relato de los pobladores de Naranjo.
Mariano Tardelli no daba más, estaba muy débil, tenía hambre y estaba a punto de perder el conocimiento después de permanecer en el monte ocho días, por lo que se vio obligado a pedir ayuda en la comunidad Naranjo donde pidió comida. Ofreció pagar por un celular, pero selló su suerte y los vecinos propiciaron su captura al llamar a la policía.
María Aquino cuenta que eran las 9:00 de la mañana (ayer 08 de marzo) cuando vieron llegar al extraño por las vías del tren. Pagó Bs 100 por un plato de comida (majao) que comió detrás de la iglesia Virgen de Altagracia, donde se escondió receloso. «Nosotros supusimos que era uno de los asaltantes porque tenía dos armas y sacó un billete de 100 para pagar la comida. Le dijimos que entre a la iglesia mientras nosotros nos hacíamos los que íbamos a cargar su celular. Fuimos a donde el jefe de la OTB para avisar a la policía, pero en ese momento la señal se bajó y no entraba la llamada. Salimos a la carretera y le pedimos a un vehículo (trufi Noah) que avise a la policía en municipio de El Carmen Rivero Tórrez. En 20 minutos llegaron. Entretanto, mi cuñado le había dado de tomar refresco con dos tabletas para que se duerma», explicó, Aquino.
Tardelli lucía demacrado y de su herida brotaban gusanos. Los policías le colocaron una inyección para combatir la infección antes de llevarlo a la hacienda Las Lajitas de donde lo embarcaron en un helicóptero.
Aquino comentó también que hace un par de días supieron que este hombre herido y otros dos brasileños salieron del monte a la hacienda Machado donde ofrecieron pagar $us 100 por comida.
Los policías y un guía están entra búsqueda de los otros prófugos en la zona ubicada a unos 70 km de Robore.
En Naranjo viven unas 10 familias que ayer salieron del anonimato pues una nube de micrófonos y cámaras le dieron voz para contar la historia de Tardelli y sobre las necesidades de la comunidad que vive sin luz y sin agua potable desde hace bastante tiempo.
La policía instaló su centro de operaciones en la entrada de Naranjo que también es una estación de trenes.
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