Domitila, una ARMA DE CASA

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Para nada era sumisa. Por eso nunca se consideró una ama de casa recluida en la cocina, se erigió, junto a sus compañeras, Luzmila Rojas de Pimentel, Nelly Colque de Paniagua, Aurora Villarroel de Lora y Angélica Romero de Flores, en ARMA DE CASA. Y su arma letal para enfrentar a los fusiles de la dictadura era LA PALABRA, y la fuerza de ésta: LA VERDAD. Cuando dijo “Si me permiten hablar”, ella no pedía permiso, sino exigía y ejercía un derecho: la libertad de expresión, y a través de ella, demandaba el cumplimiento de otros derechos.
No mendigó una cuota de participación del 30% o negoció la equidad de género, lo tomó por méritos propios. Sus condiciones de vida le enseñaron a exponer una inteligencia luchadora para ganar espacios de decisión.
Nació en Potosí el 7 de Mayo de 1937. Hija de padre minero sindicalista. Asumió conciencia de clase cuando era adolescente: “Me daba cuenta de que existían tres tipos de familias en las minas, una era la acomodada que tenía calefacción para soportar la verdadera furia del frío por las noches, otra era la pobre a la cual pertenecíamos en donde se descontaba del 70% del los sueldos. Pero existía otra, la cual era parte de una injusticia social extrema. Eran los huérfanos y las esposas de los mineros que morían en las minas, que en este caso el señor de la mina concedía treinta días para desalojarse de las viviendas”
Se casó el año de la Revolución Nacional con un trabajador minero. La nueva pareja se trasladó
en 1957 a Llallagua, provincia Bustillo, Norte de Potosí, donde se incorporó al glorioso Comité de Amas de Casa del Distrito Minero desde donde luchó, codo a codo con sus compañeros y compañeras, contra las dictaduras.
Se va su cuerpo, partió esta madrugada, pero quedan sus ideas, su rebeldía, su convicción, su inteligencia, su valentía, su palabra que seguirá reproduciendo millones de ARMAS DE CASA.
PD.- En este día pido un favor especial a las bolivianas y los bolivianos: no olvidemos que todavía están con nosotros las cuatro mujeres mineras que comenzaron la huelga de hambre que tumbó la dictadura de Banzer y menos olvidemos sus nombres, Luzmila Rojas de Pimentel, Nelly Colque de Paniagua, Aurora Villarroel de Lora y Angélica Romero de Flores. Gracias a ellas y a otros y otras luchadoras vivimos en democracia, que beneficia incluso a los represores y sus simpatizantes. Cualquier homenaje, muestras de cariño, expresiones de admiración a ellas en vida por favor.

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