Max Baldivieso – La carne, un producto de exportación no tradicional del país que crece en volumen y se proyecta por más

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Entre las exportaciones no tradicionales, el sector ganadero crece de manera agigantada y apunta a duplicar sus excedentes y obtener mayores ingresos por la venta de carne bovina al exterior. En 2021, este sector obtuvo 102 millones de dólares por el envío del producto a cuatro países, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE). Es importante conocer los procesos de producción y el por qué no debe subir de precio este alimento esencial en la canasta familiar de los bolivianos.

Como contexto, el proceso de producción cárnica invierte en mejoramiento genético, nutrición, sanidad, bienestar animal, abate de ganado e infraestructura de transporte, entre otros.

Esto ha permitido que en los últimos cinco años Bolivia tenga el mayor repunte de su historia en la cadena productiva de la carne bovina.

La ardua labor para el mejoramiento de la calidad de la carne y el aumento de la producción en la ganadería boliviana finalmente da frutos.

La apertura de protocolos para la exportación de material genético nacional y la organización del Primer Congreso Mundial de Criadores de Cebú (Comcebú) permitirán al sector llegar con su trabajo a todos los rincones del mundo, con ejemplares que superan los 1.200 kilogramos de peso.

Desde 2018, tras una primera misión técnica llegada de China, propiciada por el gobierno de Evo Morales,  la apertura de ese mercado derivó en el crecimiento a pasos agigantados en tecnología.

Lo importante de esta fecha es que se potenció el crecimiento ganadero para cubrir cupos en el mercado interno y exportar los remanentes.

Los indicadores del Instituto Nacional de Estadística (INE) reflejan, de forma preliminar, que en 2021 la producción de carne de res a escala nacional llegó unas 213.450 toneladas.

Esta cifra muestra recuperación, comparada con 2020, cuando se llegó a poco más de 193.172 toneladas, que implicaban un bajón respecto a 2019, cuando se alcanzó a 204.203 toneladas.

En 2021, el hato bovino nacional llegó a 10.542.681 cabezas de ganado (INE, 2021), cerca de igualar a Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay.

En la actualidad, según el INE, el hato ganadero se concentra en el departamento de Santa Cruz con más del 44%, seguido de Beni con el 30% de las cabezas de ganado.

Entre los dos reúnen al menos el 74% del total nacional. El restante 26% está distribuido en los otros siete departamentos.

Chuquisaca es el tercero con mayor cantidad (7%), seguido por La Paz (6%), Tarija (5%), Cochabamba (4%), Potosí (2%), Pando (1%) y Oruro (0,89%).

El consumo interno y la exportación

El país produce 292.210 toneladas al año, mientras que el consumo interno está calculado en 268.696 toneladas, lo que representa el 95% del total, con un excedente de 23.514 toneladas.

Las exportaciones de carne bovina y sus preparaciones tuvieron gran impulso luego de la apertura del mercado chino en agosto del 2019, así se logró récords importantes, tanto en volumen como en valor.

En los primeros siete meses de 2022, Bolivia superó en valor lo exportado en 2021. Alcanzó 110 millones de dólares por la venta de casi 18 mil toneladas.

Bolivia exporta principalmente carne bovina congelada. Entre enero y julio de 2022 este producto representó el 73% de lo exportado y el 23% en despojos comestibles de carne bovina.

Del total de 10 mercados, el chino compró hasta julio de 2022 el 65% de la oferta exportable de carne bovina y sus preparaciones, seguido de Hong Kong (28%) y Perú (3%).

Incremento en los precios del producto

Para el alza del precio de la carne –que es una posición irracional– no existe una razón significativa o materialmente valorable. Se produce mucho más de lo que se consume en el mercado nacional.

Pero hay bastantes razones para mantener el precio, empezando por el apoyo del Estado con el crédito de bajos intereses especializado para la producción, el arancel cero para maquinaria y, por supuesto, el subsidio a los hidrocarburos, que es un apoyo decisivo a la producción, en este caso ganadera.

También existen los subsidios a la industria soyera a través de los cupos de exportación. Si la industria desea exportar soya, primero debe cubrir el mercado interno a precios menores que las bolsas de valores mundiales.

Estos precios son puestos por el Estado y están orientados a que el ganadero invierta en mejorar su producto y, de esta manera, generar competitividad.

En síntesis, se puede decir que el clúster cárnico del país atraviesa su mejor momento y proyecta reafirmarse en el mercado interno y exportar excedentes.

Estas medidas mantienen un mercado interno estable, sin sobresaltos y con atención cada vez mejor, porque la carne que se comercializa es de primera calidad.

Los cupos de exportación y la protección del mercado interno han hecho que el ganadero invierta más. Por ejemplo, con técnicas genéticas el mercado de exportación aprecia más la carne boliviana, además, este elemento de la canasta familiar será cada vez de mayor calidad y de acuerdo a normas internacionales.

Max Baldivieso es periodista

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