Enrique Ormachea – Fútbol boliviano, apuestas deportivas y viveza criolla

299 views
4 mins read

La profundización de la cultura del incumplimiento de la ley y de sus procedimientos de aplicación promovida por el MAS desde su asunción al gobierno en 2006, ha penetrado a gran parte de las instituciones del país,  y también  a aquellas relacionadas con el fútbol.

Esta práctica es la que hemos podido observar entre una buena parte de los dirigentes del fútbol profesional boliviano, a raíz de la denuncia hecha por el presidente de la Federación Boliviana de Fútbol, sobre supuestos amaños que se hubieran dado en los partidos de la división profesional del fútbol boliviano, los mismos que están estrechamente relacionados con el mundo de las apuestas deportivas.

El Consejo Superior de la División Profesional, sin contar previamente con dictámenes de la justicia deportiva y sin mayor reflexión sobre el escenario que estaban gestando, en tiempo abreviado y por votación mayoritaria, sentenció la anulación de los dos campeonatos en curso, inventándose la realización de un torneo  relámpago para poder clasificar a los equipos bolivianos en los torneos organizados por la CONMEBOL. A un mes de esta decisión, con el fútbol profesional parado y en el marco de una crítica generalizada, recién ahora, arguyendo  la necesidad de contar previamente con un veredicto de la justicia deportiva -condición que se negaban a  reconocer por intereses deportivos y financieros- se han visto obligados a dar marcha atrás.

En un interesante artículo sobre apuestas y deporte, Forrest y Pérez[2] constatan que las apuestas en el deporte organizado se han amplificado considerablemente a partir del siglo XXI, pues mientras en el año 2000 se estimaba que “la diferencia entre la cantidad total jugada y los premios repartidos de las apuestas deportivas” ascendió a 6.000 millones de euros,  en 2010, esta cifra alcanzó los 19.000 millones de euros y en 2016 a  30.000 millones de euros. El margen de ganancia para los operadores de apuestas, como se puede ver, se había quintuplicado en tan solo dieciséis años.

Este crecimiento, como señalan los autores, tiene una estrecha relación con la importancia que adquiere la tecnología (internet), pues está permitiendo un mayor acceso de los apostadores a los proveedores internacionales de apuestas. Antes de este avance tecnológico, las apuestas se caracterizaban por la oferta “de corredores callejeros ilegales”  o de “ monopolios estatales”, que ofrecían apuestas pactadas antes del comienzo de los eventos deportivos y con  cuotas poco atractivas.

Forrest y Pérez, subrayan que la tecnología ha permito que las casas de apuestas desarrollen también ofertas de apuestas durante la celebración de los eventos deportivos, hecho que ha significado un rápido crecimiento de los volúmenes apostados. Esta modalidad, indican,   “representa, hoy ,una proporción significativa y creciente de este mercado”.

Pero, así como las apuestas deportivas legales pueden significar mayores ingresos para el deporte organizado a través de la publicidad y patrocinio, los riesgos para el deporte son muy grandes, pues el amaño de los eventos deportivos, a raíz  del volumen de este negocio legal o ilega,l se está haciendo presente en varios deportes.

Los autores citados señalan que si bien varios deportes han sido afectados por el amaño en sus eventos, advierten que el criquet, el fútbol y el tenis se han visto especialmente salpicados por este tipo de acontecimientos. Y concluyen advirtiendo, que es prácticamente “imposible cuantificar exactamente la prevalencia de los amaños de partidos pues, como sucede con otros delitos, la mayoría nunca llegan a descubrirse”. No obstante, indican, “la aplicación de técnicas estadísticas forenses puede darnos una idea de la magnitud de la frecuencia de los amaños”

Así, por ejemplo, hacen conocer que en Europa, la empresa Starlizard realizó en 2017 un estudio que “monitorizó los mercados de apuestas sobre 54.757 partidos de fútbol, identificando alrededor de 0.75 por 100 de casos sospechosos. Estas tasas de prevalencia indican que, por temporada, unos diez partidos podrían ser objeto de amaño cada semana en las ligas europeas incluidas en el estudio”. Sin embargo, con estos datos en mano y a diferencia de los dirigentes del fútbol boliviano, a los dirigentes del fútbol europeo no se les pasó por la cabeza decidir la anulación de sus torneos, sino la investigación correspondiente y la sanción a los culpables.

Resulta preocupante constatar que ni los dirigentes de los clubes de fútbol, ni los de la Federación Boliviana de Fútbol, hayan promovido un debate y toma de posiciones en relación a las apuestas y el fútbol en Bolivia, realidad que ya no puede ser obviada.  Este silencio no nos debe extrañar, pues, desde hace mucho tiempo, los dirigentes del fútbol boliviano no quieren abordar una serie de temas que hacen a un mejor desarrollo de este deporte.

Después de haber visto en vivo y en directo la última sesión del Consejo Superior de la División Profesional,  hemos podido constatar que el fútbol boliviano está mayoritariamente dirigido por personas que no están capacitas para las exigencias del fútbol moderno, pero también por quienes teniendo un buen nivel de formación, hacen gala de un absoluto oportunismo. A esta altura de los acontecimientos, ahora sí es posible afirmar que la votación mayoritaria orientada a suspender los dos torneos, fue realizada por la mayoría de los  clubes mirando la tabla de posiciones de sus respectivos equipos. Los de abajo con la esperanza de intentar evitar el descenso y los de arriba intentando borrar la diferencia alcanzada por el líder del torneo.

Enrique Ormachea es investigador del Centro de Estudios sobre Sociedad y Deporte (CESODEP)

[2] David Forrest y Levi Pérez (2019) Las apuestas: beneficios y riesgos para el deporte, en revista Papeles de economía española No. 155, pp 131-147

Facebook Comments

Latest from Blog