Por: Adalid Contreras Baspineiro
El análisis de las portadas de 21 periódicos en su edición del día miércoles 18 de agosto, es decir el día después de la presentación del Informe del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) acerca de los hechos de violencia y vulneración de los derechos humanos ocurridos entre el 1 de septiembre y el 31 de diciembre de 2019 en Bolivia, nos permite recoger la primera reacción de estos medios, manifestando tendencias contenidas que las presentan en su escaparate o vitrina, espacio de las consideradas noticias más importantes que las confeccionan de manera vistosa para provocar la atención ciudadana.
La primera constatación lleva a una afirmación de Perogrullo: el tema es considerado un hecho y noticia de gran relevancia, dedicándosele espacio y tratamiento prioritario en las portadas de los periódicos. Así, Extra, Ahora el Pueblo y La Razón le dedican portada entera con titulares centrales, componentes e imágenes concatenados. Por su parte, Página Siete, El Alteño, Opinión, El Deber, Correo del Sur, El País, Andaluz, Los Tiempos, La Estrella del Oriente, El Titular, La Patria y Contacto le dedican entre tres cuartos y más de media página. En tratamiento distinto, en una página ganada por otros hechos, la noticia aparece en el periódico La Región del Chaco con un subtítulo en el extremo inferior derecho, y el Periódico Digital se limita a una fotografía con pie de página sobre la presentación del informe. Por su parte, El Chaqueño, Nuevo Sur, 24 Horas y Jornada 7 no hacen mención al hecho.
La alta importancia asignada al Informe GIEI, se refleja también en aspectos técnicos que buscan un alto posicionamiento del tema. La mayoría de periódicos acude a un “manejo de lectura circular”, que lleva a una continuidad de lectura integral, partiendo desde la región óptima primaria ubicada en la parte izquierda superior de la página, para reencontrarse después de un recorrido por detalles sobre el mismo tema a lo largo de la página. Son pocos los medios que acuden a un “manejo Z de lectura”, que lleva al recorrido de la nota en una especie de zigzag de los hechos, combinándose con otros.
A diferencia de los tratamientos que trabajan resúmenes de la información pretendiendo que la portada exprese la totalidad de la noticia, otra característica en el día después es que casi todos los periódicos asumen las portadas como sistemas de arranque de la noticia, tratándola con “rataplanes” o repique de tambores que alertan sobre la trascendencia del tema e invitan a leer sus contenidos en los interiores del periódico, así como en las ediciones de los siguientes días. Además, las fotografías no son sólo complementos, sino que tienen la característica de la foto-noticia, expresiva por sí misma del hecho, casi siempre con imágenes sobre la situación de violencia vivida, y no tanto sobre el acto de presentación del informe.
También es posible colegir que los contenidos de las notas expresan la polarización social y política existente en el país, dándose que ocho periódicos apelan a un involucramiento compartido de los gobiernos de Evo y Añez en las responsabilidades; en tanto nueve enfatizan en las masacres, destacando dos de ellos la necesidad de impulsar juicios de responsabilidades. En realidad, las portadas son una demostración de que la política se traslada a los medios.
Desde la perspectiva periodística, este hecho conlleva el beneficio de la libertad de prensa, dando paso a una diversidad de posiciones. Solo a modo de ejemplo, vemos que Página Siete y Los Tiempos titulan “GIEI halla violación de derechos en gobiernos de Evo y Añez”. En otra visión, La Razón destaca que “Masacres y uso excesivo de la fuerza apuntan a Añez”. Por su parte El Deber expresa que “Informe GIEI señala masacres, violaciones y vacío de poder en la crisis política de 2019”, mientras que El País titula: “Tras recibir informe del GIEI, Arce pide aprobar juicio de responsabilidades”; y Andaluz, del mismo modo que La Estrella del Oriente destacan que “… hubo masacres, violencia racista y deficiencias en la independencia judicial”. Como se ve la prensa se hace escenario de las líneas discursivas confrontadas de la política.
Un análisis de portadas no es suficiente para afirmar que éstas expresan la posición del medio, aunque la avizoran. Para establecer identidad política se debe acudir a otros emprendimientos como el análisis de editoriales y/o a un seguimiento de portadas en días posteriores, así como establecer trayectorias e institucionalidades. En este caso específico sobre el tratamiento del Informe GIEI, es posible afirmar que la noticia se mantuvo como prioridad varios días y que la tendencia expresada profundizó argumentaciones. Con las limitaciones que tiene un análisis de portadas en un solo pero trascendental día, podemos afirmar, siguiendo a Cohen, que los medios no consiguen decirle a la gente sobre lo que tiene que pensar, pero sí son capaces de decirles con su selección de notas, su clasificación, su priorización, su producción y sus formas de presentación sobre qué temas tienen que pensar.
El día después, y los que los siguen, los medios dedican sus páginas a seguir reflejando la polarización avivada por las reacciones al Informe GIEI. Lo hacen porque es tarea de la prensa (de)mostrar los hechos y mantener a las sociedades informadas, pero también tienen que asumir su rol de mediatización que muestra que no son solo dispositivos de reproducción de mensajes, sino espacios de producción de sentidos. Por ello deben contribuir a recorrer otros caminos, los del encuentro, que están todavía poco valorizados y que están contenidos en el mismo informe GIEI, especialmente en la recomendación 31 que es fundamentalmente comunicacional, sugiriendo promover diálogos para adoptar acciones de lucha contra la pobreza estructural, generar espacios de consenso y diálogo por un destino común en la diversidad, integrar la perspectiva urbano-rural, profundizar la comprensión del “otro”, y desnaturalizar el orden patriarcal que implica jerarquías entre hombres y mujeres, así como entre indígenas y no-indígenas.
Los días que siguen al día después necesitan recoger, producir y compartir también lecciones como el valor de la vida, la trascendencia del reencuentro, la vitalidad de la paz con justicia no revanchista, la imprescindibilidad del tejido intercultural, la práctica radical del diálogo, la riqueza de la pluralidad de voces, la necesidad histórica de la democracia, la voluntad de reconciliación y la inevitabilidad de la convivencia. Necesitamos que las portadas, además de informadoras, sean también portadoras de esperanza.
Adalid Contreras es sociólogo y comunicólogo boliviano