En el escenario actual, varios sindicatos de trabajadores fabriles están movilizados y comparten una bronca común por la desatención de sus demandas y el irrespeto de sus derechos laborales. Son sindicatos cuyos dirigentes y trabajadores de base están convencidos de que sus derechos no sólo son vulnerados recurrentemente por los empresarios sino también por diferentes instancias estatales encargadas de la administración de justicia y de la aprobación de políticas públicas. Y no es que sea un convencimiento reciente, sino la constatación en carne propia de la violación integral de los derechos laborales como medio de explotación laboral para garantizar ganancias y capitalismo.
En los últimos seis meses, por lo menos 24 sindicatos de trabajadores fabriles se rebelaron contra los empresarios y contra el Estado, denunciando despidos masivos ilegales y la violación constante de varios derechos laborales. Son alrededor de 15 demandas que empujan a los trabajadores fabriles y a sus sindicatos a movilizarse reivindicando sustancialmente la reincorporación justificada a sus fuentes de trabajo en cumplimiento de fallos judiciales favorables, y el pago de salarios devengados, equivalentes en algunos casos a más de 24 meses. Y es que con el pretexto de la pandemia y de sus efectos económicos, los trabajadores fabriles viven hoy una arremetida empresarial que dejó a miles de trabajadores en las calles y vulneró indolentemente sus derechos individuales y colectivos.
Según algunas organizaciones fabriles matrices y de sus asesores, alrededor de cinco mil trabajadores habrían sido despedidos arbitrariamente, privados de sus fuentes de subsistencia principales y de su derecho al trabajo. Es muy probable que los despedidos sumen un número mayor, considerando que, en el año 2020, la cesantía alcanzó a más de 280 mil personas, siendo la industria, una de las actividades que más despidos generó durante los meses de cuarentena.
Las luchas de los trabajadores fabriles tienen como protagonistas principales a los sindicatos de base en un ejercicio de reconocimiento de la importancia histórica de este instrumento de lucha de la clase obrera. Asimismo, son luchas que han puesto una vez más en evidencia la relevancia de la acción directa como único medio de lucha para ser escuchados por el régimen dominante y para encaminarse al logro de conquistas laborales. El sindicato y la acción directa resultan ser una combinación básica para la organización de las luchas de los trabajadores y que en manos de los obreros fabriles demuestran ser útiles y estratégicos para persistir por sus demandas y objetivos.
Los sindicatos fabriles vienen efectuando movilizaciones de larga duración en varias regiones del país, como es el caso de los trabajadores de Lara Bisch (La Paz) que llevan más de 490 días en vigilia, bajo el convencimiento, pese al tiempo, de que sus demandas no sólo son justas sino una forma de luchar contra la impunidad empresarial y la negligencia estatal que coinciden en la lógica de precarizar las condiciones de trabajo como un medio de mantener la estabilidad de la dominación capitalista. Probablemente, el fragor de la lucha continuará, empero, la conciencia del valor del sindicato y de la acción directa persistirán.
Pero también, las luchas sindicales fabriles han puesto nuevamente al descubierto el sometimiento de sus organizaciones matrices al gobierno del MAS, como la Central Obrera Boliviana y la Confederación de Trabajadores Fabriles y cuyas expresiones más duras son la postergación de las reivindicaciones elementales de los trabajadores y el retroceso en la vigencia de las conquistas laborales.
Son movilizaciones que han puesto en evidencia la débil solidaridad de clase de otras fracciones obreras organizadas, generalmente controladas por dirigencias burocratizadas, proempresariales y paraestatales. Un contexto, por cierto, adverso para llevar adelante luchas de mayor alcance y puedan ser gestoras de movilizaciones de proyección nacional con participación solidaria y combativa de varios sectores laborales afectados también en sus derechos y condiciones de trabajo.
Los trabajadores en general deben valorar las movilizaciones y resistencia de los sindicatos y obreros fabriles de base que, de manera pertinaz y no obstante las dificultades y campañas de amedrentamiento de los empresarios, persisten en su lucha por sus demandas y sus derechos. Sin proponerse, los sindicatos fabriles dejan en estos días la lección sobre la importancia y valor del sindicato y de la acción directa como métodos de lucha.
Bruno Rojas Callejas es investigador en temas laborales