Andrés Gómez Vela
Carmen y Daniela se coincidieron por azares del destino en una fiesta de pueblo. Cantaron hasta quedar roncas, bailaron como trompos y hablaron sobre algunos aspectos de sus vidas (nombre, profesión o actividad al que se dedican, lugar de nacimiento) para conocerse un poco y dejar de percibirse como extrañas.
Era la primera vez que se veían y quizá sea la última. Lo importante, pasaron un buen momento sin haberse conocido previamente. Unas cuatro horas que probablemente quedarán guardadas en los recuerdos de ambas y nada más.
Esta es la típica amistad por placer. La descripción corresponde a Aristóteles y está en su obra Ética a Nicómaco, en el que el filósofo reflexiona allá por el siglo IV a.C. sobre las acciones que una persona debería cumplir para alcanzar la felicidad.
En esta obra señala tres tipos de amistad. Además de la amistad por placer, identifica la amistad por utilidad y la amistad por la virtud (amistad perfecta).
¿Qué es la amistad por utilidad? Puede ser la amistad que surge entre compañeros o compañeras de trabajo cuyo vínculo principal son las actividades que realizan en una empresa más que una relación emocional.
En esta relación social antes que amigos son compañeros y están, en muchos casos obligados por su propia consciencia a llevarse bien, porque los une el objetivo de la empresa. Muchas personas involucradas en este tipo de amistad no pasan del saludo y conocen poco o casi nada del otro u otra a quien ven todos los días.
La amistad por utilidad también suele nacer en una relación contractual, por ejemplo, entre un albañil y la persona que contrata los servicios de éste. Ambos se necesitan por utilidad. El primero tiene en el contratante una fuente de ingresos y el segundo paga a cambio de contar con una casa. Concluida la obra es muy probable que no se vean nunca más en la vida.
Amistad por la virtud.
Según el estagirita, esta relación vincula a dos ñañas (amigos hermanos en quechua). A diferencia de las dos anteriores, en ésta dos, tres o más personas se eligen en libertad para ser amigas. En las dos anteriores media el azar, la necesidad, el accidente o las circunstancias; en esta última media la decisión. Será por eso que las personas tienden a parecerse a sus amigos, pues, como dice el adagio: los “pájaros del mismo plumaje vuelan juntos”
La amistad por placer es temporal. Nace en el momento del encuentro y muere en la despedida. La amistad de utilidad puede extenderse el tiempo que dura una relación laboral o contractual. Finalizado ese lapso, no quedan más que recuerdos que luego terminan siendo empolvados por el olvido.
En cambio, en la amistad por la virtud el vínculo suele ser hasta el final de la existencia. Además, tiene una particularidad indispensable: el amigo se alegra por los éxitos de su amiga como si fueran suyos; y siente las tristezas de su amigo como si los atravesar él o ella misma. Es una relación virtuosa.
En ambas personas hay un vínculo emocional basada en la empatía, en la sintonía de emociones, y puede perdurar por sueños y metas comunes. Este último fenómeno suele pasar en una relación de pareja que comprende, en un determinado tiempo, que el cimiento del vínculo eterno no son las hijas o los hijos, sino la amistad por la virtud.
Las parejas que duran años y años aprendieron a ser amigos con compromisos fuertes y no sólo amantes o padres y madres. En otras ocasiones, primero fueron amigos, luego pareja sobre la amistad por la virtud.
Los amigos y amigas alargan la vida
Aristóteles relacionó la amistad con la felicidad. Casi 2.500 años después, la ciencia le da la razón. Robert Waldinger, profesor de Psiquiatría en la Harvard Medical School, director del Centro de Terapia Psicodinámica e Investigación del Hospital General de Massachusetts y director del Harvard Study of Adult Development, dijo que “tener vínculos fuertes e íntimos con otras personas nos hace más felices y también nos mantiene sanos”.
Waldinger dirige un estudio que comenzó en 1938 y consiste en seguir el comportamiento de 724 familias. Es el estudio más largo sobre el comportamiento humano y la felicidad. Es el cuarto director de esta investigación que ya identificó las factores predictivos que hacen las vidas más largas, sanas y felices.
En una entrevista con el programa “aprendemos juntos” del BBVA, el científico aseveró que el estudio “descubrió que tener vínculos fuertes e íntimos con otras personas nos hace más felices y también nos mantiene sanos”.
“Por el contrario, la gente solitaria que vive aislada de la sociedad desarrolla enfermedades fruto del envejecimiento prematuro y vive menos” a diferencia de aquellas personas que “no están solas y tienen relaciones sociales sólidas”.
“¿Tiene sentido que seamos más felices por tener relaciones más cercanas? ¿Cómo van a predecir esas relaciones cercanas que tengamos menos probabilidades de desarrollar una enfermedad de las arterias coronarias o artritis o diabetes de tipo 2? ¿Cómo va a ser eso?”, se preguntó al contar que en un principio se declararon incrédulos ante los descubrimientos.
Los investigadores de ese programa dieron por sentado como verdad científica que las buenas relaciones fomentan la salud física y la longevidad después que otros estudios empezaron a obtener los mismos resultados.
“Las relaciones nos protegen del estrés crónico. Sabemos que la vida está plagada de momentos y situaciones estresantes. Una situación estresante hace que mi cuerpo reaccione entrando en lo que llamamos el modo de ‘lucha o huida’, durante el cual se acelera el pulso, quizás (incluso) empiece a sudar, puede que se me acelere la respiración; y sabemos que cuando aumentan las hormonas del estrés también aumenta la inflamación”, explicó.
Para Robert Waldinger, una reacción de este tipo ante el estrés es normal y es bueno que el cuerpo sea capaz de hacer eso para lidiar con el estrés, pero debería volver al equilibrio una vez desaparecido el estrés.
“Te habrá pasado alguna vez que cuando te pasa algo malo, te vas a casa y hablas con una amiga y en seguida notas que tu cuerpo se relaja”, interactuó con la entrevistadora.
En criterio del científico, la gente solitaria nunca vuelve al equilibrio, al punto de partida, sino que “permanece en un estado basal de lucha y huida constante; por eso, tiene mayores hormonas del estrés, de inflamaciones crónicas y eso acaba destrozando con el tiempo los sistemas corporales”.
“Así es como las relaciones influyen en las arterias coronarias y las articulaciones. Es una de las formas que tienen las relaciones de ayudarnos a regular las emociones negativas”, agregó.
Los seres humanos somos animales sociales. Necesitamos de otras personas para crecer, para madurar o para transitar la vida. En suma necesitamos de amigos.
¡Ah! La amistad por virtud a diferencia de las otras dos se caracteriza porque las personas vinculadas invierten tiempo en cuidar esa amistad.
Este 21 de septiembre, Día de la Amistad en Bolivia, es un día propicio para que llamar a un amigo o amiga, saludarle, invitarle a comer, a pasear o sencillamente a hablar sobre las consecuencias virtuosas que puede causar esa amistad en la salud y vida espiritual de las personas.