Raúl, no me cuadra que no te cuadre qué es feminicidio.

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Estimado Raúl, 

Ya me estaba cuadrando que no te cuadre que William Kushner sea un feminicida, pero justo cuando estaba acabando de leer tu artículo del pasado jueves 25 de agosto (http://goo.gl/evRFsd) me choqué con esta palabra que me cayó como un árbol en la cabeza: Inocente (que en buen castellano significa libre de culpa). ¿Y la persona muerta (Andrea)? Pero… ¿cómo puedes declararlo inocente, si líneas arriba de tu artículo tú mismo dices: quizás sí homicidio culposo? Ponte de acuerdo, Raúl. Para ser juez no se necesita ser experto en leyes ni conocer todas las definiciones de justicia, sino ser justo como Salomón. Y para ser justo hay que analizar el hecho en contexto.

Olvidemos por un momento que en este caso están involucrados William Kushner y Andrea Aramayo (que hace un año ya no está) y supongamos que son otras personas y veamos el caso técnicamente. Vamos:

Después que te enlistas entre los pocos “valientes” que no tienen miedo al linchamiento mediático, escribes: “Estoy convencido de que no mató a su expareja de manera premeditada. Es decir, no es un feminicida”. 
Déjame decirte, cumpa, que el feminicidio no se determina por una acción premeditada, sino por muuuuchas acciones incluso no premetidas. Desde que Diana Russell utilizó ese término por primera vez en 1976, han pasado muchos asesinatos por la sola condición de mujer o porque los varones que las asesinan sienten que son superiores o se creen sus propietarios.
Entonces, el feminicidio es la consecuencia de una violencia sistemática contra una mujer, que vive en un contexto patriarcal y machista. Recuerda, las circunstancias definen el tipo penal. Por ejemplo, si un hombre mata en un asalto a una mujer que nunca vio en su vida, no es feminicida. Pero si ese hombre era pareja de esa mujer, a quien insultaba, golpeaba físicamente, humillaba psicológicamente, sometía económicamente hasta que un día sin premeditación ni ganas de matarla, sino sólo maltratarla una vez más, la empuja contra la mesa y ella por desgracia muere, es feminicida. 
“Generalmente la víctima es la que intenta huir y el feminicida la persigue, no al revés”, dices. Justamente por ahí comienza el feminicidio, Raúl, por la dependencia psicológica. No escuchaste la frase popular, “mientras más le piso, más se apega como chicle”. O esta otra: “por qué no se fue, si la maltrataba, qué tonta”. Los seres humanos somos complejos y contradictorios, por ello mismo, algunos suelen hacer cumplir este juego de palabras: “te amo tanto, carajo… o eres mía o de nadie (muerte)”. Raúl, donde manda el amor, no manda la razón. Ya el gran Machado lo dijo: “La razón: jamás podremos entendernos, corazón. El Corazón: lo veremos”. 
Y hablando de amor, criticas algunas acciones de una persona enamorada como queriendo decir: ella buscó la muerte. ¿Nunca hiciste locuras por amor, Raúl? Yo sí. Una vez trepé la pared de tres metros de la casa de quien es hoy un hermoso recuerdo, sabiendo que ella ese día no quería ni verme ni en pintura, después sí. El amor nos hace más humanos y más bárbaros porque el amor y el odio son las dos orillas de un mismo puente. 
¿Puede un feminicida tener un buen gesto con algún familiar de su víctima? Por supuesto, Raúl. ¿Acaso no te acuerdas de Hermann Hesse? Hay muchos seres en un ser. Por arcanas razones, a ratos somos buenos y a ratos malos, pero no somos ni totalmente buenos ni totalmente malos. El sentido de la vida consiste en reducir nuestro lado malo y ampliar cada día nuestro lado bueno. Hasta los criminales más rudos de la historia han tenido gestos humanos en algún momento. Y hasta los más santos, han tenido una mala acción. Recuerda cómo expulsó Jesús a los mercaderes del Templo. 
¿Puede un feminicida tener un buen gesto con algún familiar de su víctima? Sí, Raúl. Por ejemplo, el pedófilo seduce a su víctima y a los familiares de ella. ¿No leíste esa historia del poderoso que regalaba celulares y ropa cara a sus víctimas y hasta dinero a los familiares de ésta? Después del abuso, el pedófilo retiene a su víctima entre premios y amenazas. No estaría mal que eches una mirada a un texto de algún criminólogo. Los bolivianos tuvimos a uno genial: Huáscar Cajías Kauffman. 
Me gusta esta frase: “Mujeres Creando ha pintado (…) como un hombre violento, que abusaba de su pareja tanto psicológica como laboralmente. Las investigaciones de la justicia deberían comprobar si ello es cierto o no”. Exacto, Raúl, aquí diste en el clavo después de tantos martillazos al aire. Es esa parte que tienen que investigar, ahí se definirá si fue feminicidio o no. En estos casos, no sólo se debe investigar el día del crimen, sino cómo se llegó a ese día. Reitero: el feminicidio es el último acto de la violencia sistemática contra una mujer que vive en un contexto patriarcal y machista. 
Raúl, dejemos que los fiscales y jueces hagan su trabajo. Que apliquen la ley, pero sin olvidar que la justicia consiste en comprender el hecho en el derecho y el derecho en el contexto social, económico y político. Por ello, siempre exijo que al ladrón por ambición (corrupto) le den una celda cómoda como para quedarse 30 años por haberse robado nuestro futuro; en cambio, al ladrón por necesidad, que robó para llevar la comida del día a su familia, que le den trabajo. 
Finalmente, estimado Raúl, como persona respetuosa de las normas constitucionales, yo presumo la inocencia de la persona a quien defiendes, reitero, presumo.
Y… estoy de acuerdo con Sabina: “Y morirme contigo si te matas y matarme contigo si te mueres porque el amor cuando no muere mata porque amores que matan nunca mueren”. Sólo agrego algo sin el permiso de Sabina: el amor que mata nunca muere, pero va a la cárcel.
Tu amigo, Andrés Gómez Vela

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