Hay muchas respuestas para una pregunta que apela a nuestra conciencia histórica. Sin dar más vueltas vamos a las razones, ahora que todavía respira la Asamblea Constituyente.
Primera razón.- Si muere, seguiremos siendo un país inconcluso, con un Estado mirando al norte eurocéntrico, cuando nuestra orientación postmoderna y natural debe ser el sur policéntrico.
Segunda razón.- Si se cierra, continuaremos sin haber sembrado la semilla del nuevo ser boliviano: intercultural, plurinacional, pero con identidad propia en un mundo globalizado que pretende homogeneizar todo.
Tercera razón.- Si muere, los indígenas seguirán mirando el pasado con resentimiento y frustración por no haber podido lograr que sus derechos, reconocidos ahora internacionalmente, sean incorporados constitucionalmente.
Cuarta razón.- Si se muere, habremos perdido parte de nuestra condición de seres humanos con capacidades suficientes como para comunicarnos y alcanzar acuerdos mínimos para hacer de Bolivia un país más habitable y de convivencia; habremos desaprovechado un escenario privilegiado donde representantes de todas las regiones y clases se sentaron un año en el mismo escenario, intentando reconocer y/o delinear los contornos de la nueva patria.
Quinta razón.- Si se cierra, significará que hemos cerrado las puertas a las razones y abierto las ventanas –queriéndolo o no- a la violencia para que las armas, las balas y el racismo tomen la palabra e intenten imponer la Ley del más fuerte.
Sexta razón.- Si muere, querrá decir que las minorías privilegiadas, que por ahora han convertido los comités cívicos de Santa Cruz, Tarija, Chuquisaca, Cochabamba, Beni y Pando en instrumentos políticos, han logrado sepultar los sueños de millones de indígenas que marchan desde 1990 exigiendo un derecho elemental: participar en los destinos del país.
Séptima razón.- Si se cierra, los bolivianos con mínimo sentido de justicia, de inclusión, de respeto a los derechos humanos nos arrepentiremos hasta el alma, y no nos perdonaremos quizás nunca, de haber dejado pasar esta oportunidad de reconstruir la historia y constitucionalizar la reparación de las injusticias cometidas contra la gran mayoría de los desplazados del futuro.
Octava razón.- Si muere, los 255 asambleistas no sólo serán unos simples fracasados, sino que habrán traicionado la voluntad de la mayoría que asistió a las urnas convencidos de que su voto sería traducido en la nueva Constitución destinada a producir y redistribuir la riqueza y el poder, como siempre debió haber sido.
Novena razón.- Si se cierra, habremos perdido la oportunidad de lograr pacíficamente la profundización de la democracia y la reforma del viejo Estado centralista, ampliando los niveles de participación ciudadana en el manejo de la cosa pública, a través de las autonomías departamentales e indígenas.
Décima razón.- Si se muera y los indígenas, mestizos y blancos comprometidos con la igualdad y libertad dejan que muera, significará que los patrones, aglutinados en diferentes partidos y agrupaciones, siguen mandando en el destino de los desplazados, marginados, excluidos; significará que la historia no se ha movido ni un centímetro y que todo lo que pasó fue para que no pase nada.
¿Por qué no debe cerrarse la Constituyente?
Latest from Blog
Andrés Gómez Vela Las campanas de la iglesia de mi pueblo no suenan: hablan. Y cuando
Hernán Cabrera M. Una señora, joven, niño o adulto roba por necesidad un pan, una garrafa,
Windsor Hernani Limarino Ha concluido la 66.ª Cumbre de Presidentes del Mercosur y, con ella, la
Un estudio realizado en la Amazonía Bolivia estableció un incremento del 20% de la neumonía por
La Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO) organizó un Foro Agropecuario al que asistieron los candidatos mejor
La organización señaló que la misión internacional de seguridad creada en el país americano no ha
Cuando hablamos de las posibilidades de clasificar al próximo mundial, muchos sacan la calculadora y se
Ante el avance descontrolado de la minería, comunidades del Territorio Indígena Multiétnico II (TIM II) presentaron
Los escándalos políticos y jurídicos siempre resuenan con fuerza durante los primeros momentos de su exposición.
Las llamadas medidas de shock que hoy exhiben algunos países vecinos solo han empobrecido a sus