Mar

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Andrés
Gómez Vela

Hay cinco
vías para recuperar el mar: la primera, una guerra contra Chile; la segunda, un
canje territorial; la tercera, compra de un pedazo de playa; la cuarta, diálogo
hasta ablandar a la casta chilena para que devuelva una parte o toda la costa
que era boliviana; la quinta, sentencia favorable en un Tribunal Internacional.
Vamos por partes.
La guerra
es la vía del suma cero. O ganas o quedas peor que antes. Puede costar millones
de bolivianos, en vidas y dinero. Además hay tres limitaciones: a) la Constitución
(Art. 10.II), que declara a Bolivia pacifista, ergo no puede atacar a Chile,
pero sí defenderse, vale decir tendría que esperar un ataque; y si nunca llega,
tendría que provocar a los chilenos hasta que disparen la primera bala. Algo
más, el Artículo 267.II obliga al Estado usar medios pacíficos para volver al mar.
b) la economía boliviana no soportaría una contienda bélica, pese a que ahora
hay mucho dinero, acabaríamos pobres. c) La capacidad bélica de las FFAA
bolivianas es mínima frente al poderío de las chilenas, que una vez ya
advirtieron que ocuparían Bolivia en 45 minutos. Y una cosita más, ¿cuánta
mamás estarán dispuestas a mandar a sus hijos a una carnicería en nombre de la
Patria?
Es posible
un canje territorial, puesto que durante las dictaduras de Banzer y Pinochet,
ambos países casi logran un acuerdo. Aquella vez Pinochet quiso acelerar los
trámites para desactivar un posible conflicto con Perú y Bolivia y concentrarse
en el riesgo de guerra que tenía contra Argentina por el canal Beagle. Si se
retomara este camino, el país tendría que ver qué parte de su territorio traspasaría
a Chile. ¿Parte de Potosí u Oruro? Si fuera así habría que considerar algunos
puntos: ¿Aceptarán los potosinos u orureños ceder parte de su geografía? ¿Se conformarán
los chilenos con el territorio canjeado o tendrán sus preferencias? ¿Qué parte cedería
Chile? Si fuera al norte, entre Arica y Tacna, hay otro obstáculo, ¿aceptará
Perú (el Tratado de 1929 obliga a Santiago a consultar a Lima sobre la sesión
de ese territorio a Bolivia)? Si no acepta, ¿estará dispuesto Chile a ceder un
espacio geográfico soberano dividiendo su territorio en dos? Muy difícil. Si
aceptara Perú (Dios me oiga), Bolivia retornaría al mar.
La compra
de territorio a Chile es lo más ideal. Es probable que algún gobierno decida vender
a Bolivia un pedazo. Pero otra vez habría que esperar el consentimiento peruano
o la decisión chilena de dividir su territorio. Supongamos que dice sí Lima, ¿qué
precio pedirá Santiago? Digamos que es barato nomás, surge un obstáculo de
sentimiento: ¿qué gobierno o presidente chileno estará dispuesto a ser llamado
“vendepatria” (literal) por el resto del tiempo?
Ablandar
el corazón de piedra de la casta chilena parece imposible. Ni siquiera el Papa
Francisco I podría hacerlo. Hace 134 años tienen la mente petrificada y un NO
gigante grabado en la lengua grabada. Su soberbia es más grande que todos los
océanos juntos.  
El juicio
ante un Tribunal Penal Internacional es la vía que aparentemente eligió el
gobierno boliviano. Sin embargo, sus resultados son inciertos en vista de que
en 1904 era legítima la tesis de que la guerra otorgaba derechos. Es probable
que haya un resultado positivo, si fuera así (Dios me oiga en serio) tendría
que revisarse el Tratado de 1904 y otra vez se plantearían las hipótesis
anteriores, ¿en qué lugar? ¿Aceptará Chile dividir su territorio? ¿Obligará el
Tribunal a Chile devolver toda su costa a Bolivia después de 134 años?
Ante esta
realidad, el gobierno boliviano debería barajar una vía más: aceptar un puerto
con soberanía compartida. Sin embargo, tiene otra vez una limitación
constitucional, el artículo 267.II exige soberanía plena.
Mientras
no se elija la vía, sólo queda seguir desfilando e incomodando al gobierno
chileno; ojalá que no sea por otros 134 años. Y si usted tiene otra vía
más, por favor plantéela.

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