Las y los ocho miembros de los pueblos indígenas Mojeño y Movima, del Beni, se graduaron este martes como peritos en Sistemas de Agroforestería Sucesional, una herramienta técnica para el desarrollo de la agricultura de forma amigable con el bosque y el ambiente.
El proceso de formación comenzó en abril de 2021, con el objetivo de que las y los comunarios fortalezcan la gestión integral de sus territorios, a partir de conocer y recuperar alternativas para la implementación de sus sistemas de producción, como el chaqueo controlado o el chaqueo sin quemas, como una opción para reducir los efectos de gases de efecto invernadero que ocasionan el cambio climático, así como evitar que ocurran incendios forestales como los ocurridos en el país y en varios territorios indígenas durante 2019, 2020 y 2021.
“Son jóvenes, adultos y autoridades de los territorios quienes han participado en este proceso de formación. Ellos van a ser los peritos replicadores de todo lo aprendido en este periodo en sus comunidades y sus territorios, en las nuevas técnicas de producción, metodologías de producción, regeneración de la vegetación y la biodiversidad y la producción de alimentos sanos”, explicó Roberto Rea Suarez, técnico especialista en agroforestería del Centro de Estudios Jurídicos e Investigación Social (CEJIS) en el departamento del Beni.
De acuerdo con Rea Suarez, el objetivo central de todo este proceso es que las y los indígenas recuperen las formas tradicionales de cultivo y, con ello, puedan coadyuvar a reducir el impacto del fuego en sus territorios al momento de trabajar sus chacos, y también reducir los incendios que ocurren en las épocas de sequía.
En el último módulo, que concluyó este martes, las y los participantes presentaron los resultados que obtuvieron en sus chacos, donde aplicaron cada uno de los espacios de aprendizaje.
“He aprendido, por ejemplo, cómo cambiar el sistema de nuestros chacos; por ejemplo, el chaco sin quema, que produce menos contaminación y eso, para mí, es bueno y hay que continuar con el trabajo, que no se quede ahí”, expresó por su lado Walter Chávez, corregidor de la Comunidad Buen Día del pueblo indígena Movima, quien también participó de este proceso.
En los ocho meses en los que se realizó el trabajo se desarrollaron ocho módulos, en los que las y los participantes buscaron imitar la composición del bosque en su regeneración natural de manera sucesional y, a la vez, generar productos que ayuden a la subsistencia de las y los comunarios, entre otros beneficios.
El proceso de formación también involucró que los participantes interactúen con las y los habitantes de las comunidades en la implementación de las parcelas demostrativas, que sirvieron como escuela práctica para la implementación de lo aprendido.
El desarrollo del curso involucra, además, a las y los habitantes de las comunidades con quienes los futuros peritos interactúan en la implementación de parcelas demostrativas, que servirán como escuela práctica a lo largo de los ocho meses en los que durará el proceso de formación.
“Se debe continuar (en las comunidades), explicar a los jóvenes que están en la comunidad para que ellos también tengan esos conocimientos”, explicó la corregidora de la comunidad Mapajo la Rampla, del pueblo indígena Movima, Juan Mole, quien participó del proceso de formación en peritaje.
El proceso de formación se desarrolló a iniciativa de la Fundación ECOTOP y el Centro de Estudios Jurídicos e Investigación Social (CEJIS) en la Amazonía Sur del país, con el apoyo de la Universidad Católica Bolivianas y Misereor.