Aquel viernes 8 de junio, recuerda Gustavo, un señor se le acercó a pedirle agua caliente. Sospecha que era uno de los edecanes del Presidente. ¿Qué agüita le vamos a invitar si no tenemos?, le dijo. Pero Evo está inaugurando, replicó éste. “Señor, no tenemos agua, le están engañando al Señor Presidente. Asómese a una pileta pública, abra el grifo y (constatará que) no hay agua”, le insistió.
Gustavo no oculta su decepción, lamenta el engaño, “así nomás es”.
La inauguración fue una pantalla, hasta por la tele salió.
Soledad subió ese domingo hasta el calvario sólo para ver ¿qué iban a inaugurar? Asegura que todo fue “una pantalla, un lujo; hasta por la tele han mostrado”. Ese día, algunas personas molestas superaron su miedo y gritaron desde el público: ¡no tenemos agua, ¿qué están inaugurando?!
De entre los asistentes al acto, una persona respondió: ¿por qué reclaman si hay tanta agua que está corriendo? “Pasen a mi casa, les invito, abran el grifo”, respondió Soledad, que aún no sale de su asombro por el show para una obra que no funciona.