En el municipio de Reyes, ubicado en el departamento del Beni, una familia productora de arroz enfrenta una grave crisis tras la pérdida total de más de 500 hectáreas de cultivo. Esta tragedia se suma a los problemas climáticos que afectan a todo el sector agrícola de la zona. Las tierras, que estaban listas para ser cosechadas, fueron inundadas por el desborde del río Beni, justo cuando los productores esperaban la llegada de combustible para comenzar con la recolección.
Los productores, que inicialmente sembraron alrededor de 600 hectáreas de arroz, vieron cómo las condiciones climáticas y la falta de recursos, como el diésel necesario para operar las máquinas de cosecha, redujeron su producción a 535 hectáreas. La cosecha prometía ser buena, pero la situación comenzó a complicarse cuando la falta de combustible retrasó el inicio de la cosecha por una semana. “Teníamos todo listo, las máquinas estaban en el campo esperando, pero no llegó el combustible. Eso ya nos preocupaba, pero nunca imaginamos que las lluvias nos arruinarían todo”, comentó uno de los productores afectados.
El problema no solo afectó a esta familia. La inundación del río Beni provocó la pérdida de otros cultivos en la zona, incluyendo yuca y otros productos esenciales para la comunidad. Los pequeños productores agrícolas de la región, que también se habían preparado para una buena cosecha, vieron cómo sus tierras fueron arrasadas por las aguas, quedando totalmente anegadas. Los esfuerzos y la inversión de toda una temporada de trabajo se perdieron en cuestión de días.
“Estamos devastados. Las tierras no solo quedaron cubiertas por el agua, sino que toda la producción de arroz, yuca y otros cultivos se fue al agua. Las familias que trabajamos la tierra dependemos de lo que sembramos para sobrevivir, y ahora nos encontramos con que no tenemos nada. Las pérdidas son millonarias, pero también es una afectación directa a nuestra economía y a la de muchas familias en el municipio”, expresó otro productor.
Este caso refleja la realidad que viven miles de productores agrícolas en el país, quienes luchan no solo con los efectos del cambio climático, sino también con la escasez de recursos. La falta de combustible ha sido un obstáculo fundamental para muchas cosechas en Bolivia, especialmente en regiones como el Beni, donde el transporte y la recolección de productos dependen casi en su totalidad del diésel.
La inseguridad económica que enfrentan estos productores pone en evidencia la fragilidad del sector agropecuario, que es crucial para la economía local y nacional. La falta de apoyo institucional y las dificultades logísticas solo agravan la situación, y muchos pequeños agricultores se ven obligados a perder todo su esfuerzo debido a circunstancias fuera de su control.
Las pérdidas en el municipio de Reyes son un claro ejemplo de cómo la crisis económica, los desastres naturales y la falta de recursos impactan de manera directa en la vida de los productores. Sin una respuesta inmediata y efectiva, la situación podría seguir empeorando, afectando la estabilidad de muchas familias rurales en todo el país.
Por: Gonzalo Espinoza Cortez para Rimaypampa