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‘Una parte de la izquierda mira la guerra en Ucrania con el prisma de los 70’, Bolivia entre ellas

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RFI

¿Cómo interpretar las abstenciones de varios países latinoamericanos en la reunión de la Asamblea General de la ONU durante la cual se pidió el fin de la guerra en Ucrania? Planteamos la pregunta a dos miembros del Real Instituto Elcano de Madrid: Carlos Malamud y Rogelio Núñez.

La Asamblea General de Naciones Unidas adoptó esta semana por una aplastante mayoría una resolución para exigir a Rusia la retirada de sus tropas de Ucrania y el fin de la guerra. Con 141 votos a favor, cinco en contra, (Rusia, Bielorrusia, Corea del Norte, Eritrea y Siria) y 35 abstenciones, entre los cuales figuran, entre otros, Bolivia, Cuba, El Salvador y Nicaragua.

Venezuela, aliada de Moscú, no pudo votar al haber perdido el derecho a voto por el impago de su membresía a la ONU, con una deuda que ronda los 40 millones de dólares.

De estos cinco países que no condenaron la guerra en Ucrania, uno solo de ellos, El Salvador, está presidido por un mandatario de derecha.

Preguntamos a Carlos Malamud por qué el presidente Bukele se negó a votar con los países occidentales.

«Esto tiene que ver con el grave enfrentamiento que tiene en este momento Bukele con el gobierno de Biden. A diferencia de Trump, que era indiferente a lo que pasaba en El Salvador, la administración Biden sí está escrutando al gobierno salvadoreño. Sí mira con detenimiento los avances autoritarios que están ocurriendo en ese país, las modificaciones en la justicia, en el control parlamentario, el control de la prensa, el respeto a los derechos humanos y políticos. Todo esto ha llevado a un enfrentamiento cada vez más abierto entre Bukele y la administración Biden. El voto de abstención (en la ONU) es una manera de pasarle factura».

¿Y qué decir de los otros países?

«Los países latinoamericanos que se abstuvieron son los que tienen una posición más proactiva hacia Rusia. Nicaragua y Cuba son claros aliados de Putin, han salido en su defensa. Cuba insiste permanentemente en el doble rasero. En el caso de Bolivia, no hay que olvidar que el ex presidente Morales, máximo dirigente del MAS, lanzó duros ataques contra Estados Unidos y la OTAN, a los que acusó por todo lo que está pasando».

¿Es un reflejo anti-imperialista?

«Sí, yo creo que en ésta como en otras cuestiones, Morales como muchos de los dirigentes bolivarianos y de la izquierda latinoamericana siguen anclados en los años 70, siguen analizando la realidad con ese prisma. Y estas declaraciones de muchos de los dirigentes (de izquierda), Evo Morales, Nicolás Maduro hablando del ‘superhéroe’ Putin que ‘salva a la humanidad’, pues van en esa línea».

Para Rogelio Núñez, miembro también del Real Instituto Elcano, lo que más pesa en el caso de estos países es «lo ideológico» y subraya la paradoja del voto de Bolivia.

«Que Bolivia no se posicione contra Rusia cuando Rusia está invadiendo un país me llama la atención porque Bolivia lleva más de 130 años quejándose de que no tiene acceso al mar y de que no lo tiene porque un país, Chile, lo invadió y le quitó ese acceso al mar», explica Núñez.

«La próxima vez que Bolivia se vuelva a quejar de eso, pues hay que recordarle que Rusia ha invadido a Ucrania y Bolivia no ha defendido a Ucrania sino que ha defendido al agresor. No sé qué legitimidad va a tener Bolivia para reclamar su acceso al mar si lo que importa o lo que predomina ahora es la ley del más fuerte. Si lo que predomina es la ley del más fuerte, Chile hizo muy bien en arrebatar el mar à Bolivia porque Bolivia era el más débil. Lo de Bolivia me pareció particularmente indignante por eso, porque con qué legitimidad van a reclamar que Chile les devuelva un territorio si no se están posicionando frente a Rusia».

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