“Los cuerpos de Marcelo Quiroga y Juan Carlos Flores fueron enterrados en el Estado Mayor”.

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Andrés Gómez Vela (quinta parte)
Militares y paramilitares -el número exacto se desconoce- llevaron los cuerpos de Marcelo Quiroga Santa Cruz y Juan Carlos Flores Bedregal a la parte posterior del Estado Mayor de Miraflores. También llevaron 300 litros de gasolina, viejas llantas de vehículos y, por supuesto, fósforos.
Comenzaron a hacer fuego pasadas las 22 horas, cuando casi todas las unidades militares, que en ese tiempo acogía el Estado Mayor (Regimiento Ingavi 4 de Caballería, Instituto Geográfico Militar, Colorados de Bolivia y una compañía de la Fuerza Naval), habían apagado las luces de sus oficinas, y algunos soldados dormían en las cuadras con el sobresalto de levantarse en cualquier momento porque eran días de Golpe de Estado.
En su desesperación e ignorancia, el grupo encargado de ejecutar la orden creyó que el fuego iba a transformar los cadáveres en cenizas. “No se desintegraron, solo se carbonizaron”, contó muchos años después uno de los militares. Se lo contó a un exfuncionario del gobierno democrático de Hugo Bánzer.
Pero el exfuncionario no quiso revelar a RimayPampa el nombre de aquel militar. «Si digo quien es, sabrá que fui yo», dijo e insinuó que prefiere resguardar la seguridad de su familia a un minuto de fama. Sin embargo, se animó a afirmar que «los cuerpos de Marcelo Quiroga y Juan Carlos Flores fueron enterrados en el Estado Mayor”.  
Otro exfuncionario, que trabajó en Palacio también durante el último gobierno de Banzer, narró la misma versión. Señaló que algunos militares de aquel grupo fueron parte del cuerpo de seguridad del General.

«Ellos contaron que al amanecer del sábado 19 de julio, al ver que el fuego no hacia desaparecer los cuerpos, determinaron enterrarlos detrás del Estado Mayor»
Olga y Teresa creen que su hermano está enterrado en el Estado Mayor
Olga y Teresa, hermanas de Carlos Flores Bedregal, están seguras que los cuerpos, tanto de su hermano como de Marcelo, están en alguna parte del Gran Cuartel de Miraflores.
Nunca creyeron en las versiones que les hicieron llegar desde 1980. Menos después que en tres ocasiones les quisieron entregar restos que no eran de su hermano, asesinado a sus 27 años.
Juan Carlos era el segundo hijo de la familia Flores Bedregal; había nacido después de Verónica y antes de Eliana, Olga y Teresa. Aquel trágico día estaba vestido con un blue jean y una chamarra de cuero negra.
Una vez, les dijeron que su hermano había sido separado de Marcelo en la morgue del Hospital de Clínicas y enterrado en un cementerio de Rio Seco, El Alto.
En otra ocasión, les entregaron un esqueleto que tenía un pantalón Guararape (muy popular en los 80); pero Carlos nunca tuvo uno, además siempre vestía jeans.
También les mostraron otros dos restos que no tenían la estructura ósea del diputado trotkista, que medía 1.82 metros.
Muchos años después, sus hermanas se enteraron que Flores cayó porque fue uno de los pocos que se animó a auxiliar a Marcelo, cuando éste pidió ayuda y se aferró a la barandilla de las gradas de la COB para no ser apartado del resto del grupo.
Fue en ese momento que recibió las balas de la ráfaga disparada por Felipe Froilan Molina, “El Killer”, aseguró Olga Flores.
Este importante detalle coincide con una investigación realizada por la periodista Cecilia Lanza Lobo, que logró entrevistar a José C., excamarada de Franz Pizarro en la Escuela de Sargentos.
José C. estaba el 17 de julio de 1980 en el edificio de la Central Obrera Boliviana; estaba como representante del sector salud y vio cómo un militar reconoció al líder socialista y luego disparó. Ese militar asesino fue Pizarro, a quien, dijo, identificó por su voz. 
Olga Flores reiteró que Pizarro mató a Quiroga y Molina, a Flores.   
Inhumados detrás del Gran Cuartel de Miraflores
Antes de que salga el sol aquel 19 de julio, militares y paramilitares bajaron uno por uno los cuerpos hasta las proximidades del Río Orkjojahuira, donde cavaron una sola fosa y los enterraron uno sobre otro.
En aquel tiempo, el río seguía su curso al aire libre, posteriormente fue embovedado y sobre él se construyó la avenida René Zavaleta.
En 1980, la parte posterior que correspondía al Regimiento Ingavi era un basural; de ese tiempo a la fecha, hubo bastante movimiento de tierra. Hay ahora hasta un precario estacionamiento en la parte inferior.
Las versiones recogidas por RimayPampa coinciden en que los cuerpos fueron inhumados en el Gran Cuartel de Miraflores, pero difieren en el lugar exacto.
Un coronel reveló en marzo de 2002 que el cuerpo de Marcelo está enterrado debajo del mástil del Estado Mayor. Esta información fue recogida por Godofredo Reinicke Borda, representante del Defensor del Pueblo en Chapare.
En una nota oficial enviada a la Defensora del Pueblo, Ana María Romero de Campero, indicó que el viernes 1 de marzo de 2002 se presentó en sus oficinas la señora Vicky Carmen Esquivel, quien dijo que conoció al Coronel Edgar Franco Montenegro después de un accidente que éste sufrió en Caranavi.
Según el informe, el militar confesó que sabía con certeza que los restos de cuatro personas se hallan enterrados debajo del mástil del cuartel (de Miraflores), en el patio de honor; y que uno de esos cuatro es Marcelo Quiroga.
Está versión está en el libro “Marcelo Quiroga Santa Cruz. El socialismo vivido”, escrito por Hugo Rodas Morales y fue publicado por el periódico La Razón y el mensuario Hora 25.
La Defensoría del Pueblo verificó en registros en 2002 la existencia del Coronel Franco y constató, además, que fue alumno de la Escuela de las Américas.
Sin embargo, Reinicke advirtió sus dudas porque el militar mencionó que en esa fosa también estaban partes del cuerpo de Luis Espinal.
Un militar jubilado rememoró que en 1980 había “una especie de piscina” al pie del mástil, donde estaba un acuario con peces carpa.
Olga Flores insistió que Marcelo y Juan Carlos están en alguna parte del Estado Mayor y exigió abrir los archivos del Departamento II de las Fuerzas Armadas para encontrarlos.
Los dos exfuncionarios entrevistados por RimayPampa indicaron con insistencia que los restos de ambas personas fueron inhumados detrás del Gran Cuartel.
El líder socialista y el diputado trotskista fueron asesinados hace 37 años y hasta la fecha, ningún gobierno de la era democrática logró encontrar los restos de ambos.
Marcelo es uno de los políticos más apreciados y recordados de la historia de Bolivia. Su nombre se convirtió en sinónimo de consecuencia, honestidad, lucha y preclara inteligencia.
Pese al tiempo, su figura no fue enterrada en ningún cajón del olvido; por el contrario, es una constante presencia vigorosa en la memoria popular, que por una «pasión por la justicia» y humanidad exige hallar los restos tanto del líder socialista como del diputado trotskista para que sean sepultados en las tumbas de los héroes de la democracia. 

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