Max Murillo Mendoza El magistrado Orlando Ceballos, quién ocupa uno de los cargos más altos respecto de la pulcritud de las leyes, es decir de la justicia, es en realidad un delincuente de cuello blanco, ignorante y aberrante personaje que además, ni corto ni perezoso, dice que es un revolucionario. Asco de palabras sin sentido, como es esta época de baja calidad ética y moral en la que personajes sin formación intelectual, moral y ética básica, se dicen autoridades en el espectro de la burocracia tercermundista boliviana. Revolucionarios que pegan mujeres y maltratan familias, revolucionarios que ni siquiera entienden los