Por: Eduardo Gudynas Ante un nuevo Día Mundial del Ambiente, que se celebra el 5 de junio, regresará el estremecimiento ante el deterioro ambiental planetario, y con ello a lo que ocurre en Bolivia. Se repetirán las alertas sobre problemas como la pérdida biodiversidad o la contaminación de suelos y aguas. Se volverá a demostrar que las medidas de conservación de esa riqueza ecológica son insuficientes y siguen prevaleciendo los usos depredadores de la Naturaleza. Esto se debe a que estamos ante una contradicción fundamental entre las medidas que deberían asegurar la calidad ambiental y la protección del patrimonio ecológico,