Al ser orureña he vivido siempre con el ritmo del carnaval, recuerdo en mi infancia los días de carnaval en medio de los juegos con agua y los bailes tras los conjuntos, recuerdo que todo era más fácil, entrar a una fraternidad, ver la entrada sin pagar, vender algo, todo, todo era más sencillo… lo sé porque he bailado muchos años y en muchos conjuntos. Aún me emociona los bailes, la música y los disfraces, cómo no emocionarse con las bandas, es imposible. Eso sí, jamás baile por devoción, siempre he bailado por la alegría de este tiempo de fiesta