“Estuvimos descalzos y con las palmas de las manos hacia arriba y hablando de todas las cosas que habíamos hecho y lo que pensábamos hacer, recibimos la fuerza y la energía de los rayos sagrados del Tata Inti”, describió Germán, en un testimonio publicado en el periódico Pukara. Ese primer año no llegó de una noche a la mañana, estuvo precedido de un proceso de reflexión filosófica, en un tiempo en el que gateaba “la politización de la “etnicidad” en los andes de Bolivia” y se sembraba la semilla del “accionar independiente del “indio” en la lucha por el poder