Los inquisidores policiales y judiciales

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Por: Hernán Cabrera
La libertad de expresión tiene su máxima expresión, valgan las palabras, en las redes sociales, las que tienen al ciudadano como protagonista de las noticias y sujeto del derecho al acceso a la información. Esa información que le es regateada, manipulada, tergiversada, o censurada en los medios de comunicación, que siempre obedecen a intereses determinados.
Las redes sociales, en especial el Facebook, es un espacio que encontró el ciudadano, además de gratis, para informarse de lo que vea conveniente, para ver un video de su gusto, para observar fotos de hombres, mujeres, de paisajes o cosas curiosas, para difundir y compartir desde su computadora o celular lo que quiera. En hora buena la presencia y la expansión de las redes sociales.
Pues bien, que existan oportunistas en el abuso de las redes los hay, tanto aquellos que buscan hacerse ricos, los que insultan o agreden de forma racista, los que quieren hacer negocios con las mujeres, en fin, todo aquello que denigra al ser humano. Pero para ello están las leyes que establecen los delitos y hay que aplicarlas. Cuidado que no se necesita una nueva norma o ley para regular a las redes sociales y de ahí generar mecanismos de censura, de autocensura, y de miedo cibernético. Señores acatemos, cumplamos toda ese abanico de leyes: Contra la Discriminación. Código Penal, Código de Niño, Niña, Adolescente; contra la Trata y Tráfico de Personas, Control de Bebidas Alcohólicas, Ley de Seguridad Ciudadana, y sin duda, la propia Constitución Política del Estado. De leyes no nos podemos aplazar.
Ante la emergencia de determinados hechos y personas que han usado las redes sociales para obscuros intereses, los inquisidores policiales y judiciales vienen arremetiendo con todo y contra todos aquellos que usan las redes sociales, y esto tiene claros y tenebrosos objetivos, que hay que dejarlos bien definidos y al descubierto.
Con el caso Cachinoticias nos quieren impulsar a que tengamos miedo y no usemos las redes sociales. Tampoco seamos hipócritas: cuántos de los periodistas y de los medios de comunicación, cuántos feisbukeros han usado a ese muro como fuente de información o de curiosidad. Tiene más de 500.000 seguidores por el morbo, el escándalo. Ahora que lo hayan usado para cometer delito, es otro cuento, y sin duda, deben procesarlo y sancionarlo. No comparto con los cachis, pero tampoco quieran a todos meternos en la misma bolsa y criminalizar y satanizar el uso de las poderosas y necesarias redes sociales. Y tampoco que se lo lleve a los extremos de pretender cerrar algunas páginas de destacados periodistas, que vienen aportando al esclarecimiento de hechos y casos. Eso es lo que pretenden los inquisidores policiales y judiciales.
Y probablemente lo vienen logrando, porque he escuchado a mucha gente amiga que ya no quieren comentar algo picante o hacer denuncias determinadas. Esto es lo peor que nos puede suceder como sociedad y como personas. Que el miedo te impulse a que te calles, a que te escondas, a que no te molesten, y para ello, es mejor no meterse con nadie ni observar nada. Así nos estaríamos conduciendo a una sociedad carcelaria.
Las redes sociales es el espacio que ha encontrado el ciudadano para hacerse escuchar, para gritar, para llorar, para carajear, para compartir, para expresarse sin pedirle permiso a nadie. Que sigan volando las alas de la expresión a través de las redes, que no cunda el pánico, como decía el recordado Chapulín Colorado.
* Hernán Cabrera es periodista y fue Defensor del Pueblo de Santa Cruz. 

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