Expectativa, esperanza, decepción y rechazo
Aquel añorado 2005 la llegada al poder de Evo Morales había traído mucha expectativa y esperanza. Aún la militancia indianista, como nos contó Portugal, miró con fe y confianza este ascenso. Sin embargo, fue suficiente ver los primeros años de ése gobierno para que la decepción borre aquellos sentimientos.
Con Morales, los “indígenas” no tomaron el poder, según la aguda lectura del prolífico intelectual indianista, se trató más de un ascenso simbólico que concreto. El problema, según Portugal, es que a los indígenas se los había marginado del poder de manera perversa, ya que, para el proceso de cambio, bastó con que “sólo un indígena llegue a una esfera del poder para impedir que otros lleguen”.
Así, ese indígena en el gobierno (Evo Morales) reproduciría el esquema colonial. Y es que, con Morales, el poder político del gobierno sería eminentemente “criollo”. Éste poder criollo, en palabras de Portugal, quedaría satisfecho, pues, tendría un indígena que “los represente, los enarbole y les sea simbólico.”
Por eso, desde sus inicios, las medidas del gobierno serían eminentemente simbólicas. En ese escenario, se empezó a crear una serie de “mitos”, “aproximaciones epistémicas” a la cosmovisión andina y a los ritos indígenas que, agregaríamos, se hicieron teoría para darle solvencia al discurso. Se trataría de una epistemologización de la cosmovisión andina.
Así, se enajenó la capacidad concreta de gobernar del indígena con un pseudo mensaje que se llamó el “suma qamaña”.
Lo curioso fue que los que enarbolaban eso “eran los no indígenas”. El discurso criollo, en palabras de Portugal, era que “aquí había un poder indígena y el poder indígena eran las posesiones en Tiwanaku, las celebraciones de los solsticios y una serie de especulaciones esotéricas”. Esto provocaría, según Portugal, el temprano rechazo de indianistas y kataristas al gobierno de Evo Morales.
El Estado Plurinominal
La retórica del gobierno fue completada con la invención del Estado plurinacional, que, para Portugal, sería más un “Estado Plurinominal”. Primero, porque no habría existido nunca por parte del Estado políticas que ayuden en la concreción de las naciones en este país y, segundo, porque no hubo una verdadera política de descolonización.
Sobre la base de la descolonización (término olvidado por el gobierno), según Portugal, se hubiera construido una estrategia y una práctica política. Sin embargo, el discurso mítico, culturalista y simbólico se impondría. Ése sería, según Portugal, el discurso que convenía al criollaje, porque así, “sólo se daba ventajas y reivindicaciones simbólicas y no el verdadero control del aparato del Estado” que hubiera permitido una verdadera política de descolonización.
Por eso es sintomático que, en el Estado Plurinacional, en palabras de Portugal, tengamos todavía una sociedad acomplejada donde irónicamente, se siga insultando con el termino “indio”.
En definitiva, el Estado Plurinacional no era la reivindicación de los indígenas. Según Portugal, la plurinacionalidad vino como un esfuerzo de ONG’s en los años 80 y que contemporáneamente habría sido implantada por asesores españoles que ahora están en el partido podemos, “porque en Europa, uno de los pocos Estados que no ha podido hacer el Estado-Nación es España”. En ese contexto, Bolivia habría sido tomada como su laboratorio.
Para Pedro Portugal, lo que tendría que haber hecho un verdadero gobierno indígena, es crear un Estado-Nación, un algo integrado. Ahí ya, sería un tema de poder quien manda o quien dirige. El mensaje indianista, según Portugal, era que el indígena debía tomar el poder. Esto no significaba excluir a nadie sino “crear las condiciones para la participación que la colonia había impedido”.
La plurinacionalidad impide que el indio tome el poder
Según Portugal, “la plurinacionalidad impide que el indio tome el poder”, pues, “con lo plurinacional se ha puesto que el indígena es una nación diferente y que éste debe administrar su diferencia, su concepción de mundo”. “Y como esa concepción de mundo no es acorde con la técnica, con la ciencia y el desarrollo del mundo moderno, no se sabe que campo se le va a dar” y se lo reduce a lo improductivo, a lo simbólico.
Esto se pudo ver durante los primeros años del gobierno en la composición de los ministerios y viceministerios. En palabras del intelectual indianista, “el indio está reservado a un ministerio y viceministerio totalmente exóticos” “mientras que la administración de los ministerios de poder está en poder de los criollos.”
Para Portugal, otro mito que vende el criollaje detrás de Evo Morale es que recién con la llegada de éste hay indígenas en el parlamento. Para Portugal “eso es absurdo”, pues, “en el tiempo más inmediato está remedios Loza, y si se revisa la historia se constatará la presencia de indígenas en la función del parlamento desde mucho antes.” Irónicamente, según expresa Portugal, esos indígenas eran más “batalladores”. “Antes estaban los indígenas que merecían estar en el parlamento, porque se lo ganaban en el combate, ahora simplemente están indígenas levantamanos”.
En definitiva, como bien apunta Portugal, la colonización significa despojar el derecho de uno de administrar su vida, separar a las sociedades de la capacidad de administrar sus decisiones. En ese marco interpretativo en la Bolivia Plurinacional “aún el indígena no ha logrado administrar su vida en los términos concretos.”
*Miembro del Equipo de Prensa de los Jach’as de Radio Pachamama. Licenciado en Comunicación y Ciencias Sociales.