Andrés Gómez Vela
En 2011, César Guedes era representante de la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito (UNODC) en Bolivia. En noviembre de aquel año, alertó que el 94 % de la coca producida en el Trópico cochabambino no pasaba por el mercado legal. Pese a este dato, el 2017, el presidente de entonces, Evo Morales, legalizó esas plantaciones de coca. “Fue una acción desacertada”, dijo este jueves Guedes, 12 años después.
En diálogo con RimayPampa, comenzó su argumentación con dos interrogantes: ¿Cómo es posible que teniendo esa información de que el 94 por ciento (de la coca) no pasaba por el mercado legal, (el gobierno de aquella vez) haya ampliado a 22 mil hectáreas (las plantaciones legales)? ¿Bajo qué criterio?
En su percepción, hubo un tira y afloja entre el presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Evo Morales, y su base social conformada por productores de coca del trópico cochabambino, cuyo presidente era/es el mismo Evo Morales.
“Esa decisión se tomó de una manera poco transparente; fue consultada solamente con aquellos que veían un interés en este aumento. Se vio el árbol y no el bosque. Se vio simplemente unos puntos en los cuales algunos pocos ganaban. Se convirtió en un instrumento demagógico”, fundamentó el diplomático peruano que ahora radica en Hanói, Vietnam.
En noviembre de 2011, Guedes declaró preocupado con datos proporcionados por la Dirección General de Control de Hoja de Coca e Industrialización (Digcoin) que “el mercado más ilegal es la zona del trópico (cochabambino), ahí el 94% de la coca secada al sol no pasa por el mercado legal de Sacaba”.
“Queda claro que de las 55 mil toneladas que se producen en Bolivia, el 65% no es comercializada en los mercados legales, eso representa unas 35 mil toneladas que no están o aparecen en esos mercados”, agregó aquella vez.
Seis años después de la advertencia del representante de la UNODC en Bolivia, en marzo de 2017, el presidente de entonces promulgó la Ley General de la Coca, que legalizó 7.700 hectáreas del Chapare, cuyo destino en un 94 por ciento era el narcotráfico.
Esa misma ley amplió los cultivos legales de coca de 12 mil hectáreas, fijadas en la Ley 1008, a 22 mil hectáreas pese a que un estudio del mismo gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS) concluyó que Bolivia sólo requería 14.705 hectáreas para consumo tradicional.
Guedes se declara hasta ahora sorprendido por esa decisión del gobierno boliviano: ¿cómo es posible que se haya incrementado pues a casi el doble (si Bolivia requería sólo 14 mil hectáreas)?, se preguntó otra vez.
El exrepresentante de la UNODC en Bolivia recuerda que, en aquel momento, muchos sabían que el excedente de las hectáreas de coca se iba al narcotráfico.
“Normalmente, la coca para el consumo tradicional era la coca producida en los Yungas. Los consumidores decían: nosotros preferimos consumir la coca yungueña por su calidad porque la del Tropico es ácida y no es buena para el acullico, pero era buena para incrementar los negocios crecientes del narcotráfico que empezaban a tomar mayor posicionamiento en la zona central sud del país”, afirmó.
Guedes, que permaneció en Bolivia entre 2010 y 2013 y asegura que parte de su corazón es boliviano, describió una ecuación preocupante: más coca, más cocaína; más cocaína, más narcotráfico; más narcotráfico, más violencia.
“Sudamérica nunca había visto tanto incremento de la producción de la hoja de coca. Bolivia ronda las 30 mil hectáreas, cosa que no se veía en años. Colombia y Perú también han incrementado sus cultivos de coca. La región ha aumentado en un 35 por ciento el cultivo de coca comparado a los últimos años”, añadió.
La Oficina de Naciones Unidas Contra las Drogas y el Delito reiteró en el Informe mundial sobre las drogas 2022 que en 2020 los cultivos de coca en Bolivia subieron en 15% y se situaron en 29.400 hectáreas.
En Bolivia, operan 5 cárteles de narcotráfico
César Guedes dijo que, en este momento, “Bolivia juega un rol bisagra importantísimo en el comercio del narcotráfico” porque limita directamente con dos mercados grandes: Brasil y Argentina. Brasil, segundo mercado después de EEUU.
Luego de clasificar a países en productores de coca y cocaína (Perú, Bolivia y Colombia) y de tránsito convertidos en mercados de consumo (Brasil, Paraguay, Argentina, Ecuador y Chile), identificó a los grupos de crimen organizado que operan en Bolivia con intensidades diferentes:
- Primer Comando Capital (PCC) de Brasil.
- Comando Vermelho (CV) de Brasil
- Tren de Aragua de Venezuela.
- El cártel de Sinaloa de México
- El cártel del Golfo de Colombia
“Hace 12 años dije que el narcotráfico va de la mano de la violencia exacerbada. En Bolivia, están sucediendo hechos que nunca se habían visto porque se están posesionando grupos extranjeros que comercializan la droga”, señaló
¿Cuáles son esos hechos inéditos? Guedes enumeró tres: 1) El sicariato en Pando, Beni, Santa Cruz y poblaciones fronterizas como San Matías; 2) el transporte de casi media tonelada de droga en un avión de BOA del aeropuerto de Santa Cruz a Madrid; 3) el encarcelamiento del exjefe antidroga Maximiliano Dávila, involucrado con el tráfico ilegal de drogas.
Manifestó que el narcotráfico está “permeando” diversas instituciones del Estado Plurinacional y agregó que no hay cárteles de origen boliviano, sino clanes familiares y grupos que se conectan con los tentáculos de las organizaciones criminales que nacieron en otros países y operan en territorio nacional.
“Las redes de crimen organizado de Bolivia no sólo trafican con cocaína producida en Bolivia, sino con cocaína que viene de la cuenca sur del Perú”, dijo y añadió que el narcotráfico va de la mano con otras actividades ilícitas como la minería ilegal de oro, el tráfico de personas, la corrupción, el tráfico de flora y fauna silvestre.
Después de Bolivia, César Guedes – Ferreyros cumplió la función de representante de la UNODC en Pakistán (2013-2019), en Mozambique (2019-2021), en Afganistán (2021). Se jubiló en 2021 y desde el 2022 se dedica a consultorías internacionales en temas de seguridad, gobernabilidad, gestión de proyectos, y es profesor invitado de universidades de Vietnam. Reside en Hanói.