BBC Mundo
«Los pies descalzos de Nigua, de 9 años, lo llevan a toda velocidad por las tambaleantes tablas de madera del San Vicente, uno de los barrios más pobres de la ciudad capital más pobre de Colombia: Quibdó. Dos metros abajo está el agua del río Atrato, que en la noche se creció. Las tablas, sostenidas por pilotes, son lo único que se conserva medio seco después de horas y horas de lluvia».
Así comienza un texto del periodista Yeison Gualdrón que retrata la vida de los colombianos que apenas tienen para comer.
Lo que seguramente Nigua no sabe es que si no pasa algo extraordinario tendrá que esperar 330 años para salir de la pobreza, el equivalente a 11 generaciones, según un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
El estudio, que se extendió por cuatro años e incluyó a más de 20 países en distintas partes del mundo, señala que la movilidad social se estancó y la desigualdad aumentó en la última década.
Entre sus conclusiones, el informe establece que para salir de la pobreza un niño tendrá que esperar 2 generaciones en Dinamarca, 3 en Finlandia y 5 en Estados Unidos.
En América Latina, deberá esperar 6 generaciones en Chile y 9 en Argentina. En Brasil serán 9 y 11 en Colombia.
«Esto es decepcionante», dice Gabriela Ramos, directora general de la OCDE, en conversación con BBC Mundo.
«El problema es que ha habido un crecimiento excepcional de la riqueza, pero vemos al mismo tiempo cómo hay familias que siguen atrapadas en la pobreza o en trabajos informales de mala calidad».
«El país más desigual de América Latina»
Según Ramos, Colombia es el país más desigual de América Latina por su alta concentración de ingresos. Y no se trata de la medición que habitualmente se hace utilizando el Coeficiente de Gini.
En el estudio de la OCDE «¿Un elevador social descompuesto? Cómo promover la movilidad social», los investigadores analizaron el ingreso de los hogares del 40% de la población con menos recursos económicos y del 10% más rico.
Fue ahí cuando observaron las brechas en la distribución del ingreso, pero les llamó especialmente la atención las diferencias regionales del país y la baja calidad en el acceso a trabajos de buena calidad.
Una gran parte de la población se mueve en el mundo del empleo informal, sin posibilidades reales de progresión.
«No tienen cobertura médica, ni pensiones, ni servicios básicos. Entonces las dificultades se reproducen porque el impacto redistributivo del sistema de impuestos y de la seguridad social no le llega a los más pobres», agrega Ramos.
Salir y volver a caer
En varios países de la región hay familias que logran salir de la pobreza, pero que en un pestañear de ojos vuelven a caer, algo que algunos analistas suelen llamar como una clase media vulnerable que regresa a su situación original ante cualquier imprevisto.
Basta con que un miembro de la familia se enferme, por ejemplo, para que el círculo vuelva a repetirse. Es que así como se hereda la riqueza, también se hereda la pobreza.