Cuatro muertos durante las protestas en Nicaragua contra las reformas de seguridad social de Daniel Ortega y su esposa

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Agencias.- Al menos cuatro personas han muerto, entre ellas un policía y dos estudiantes, durante la tercera jornada de protestas en Managua contra las reformas de la seguridad social impuestas por decreto por el presidente Daniel Ortega

El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, endureció la represión contra centenares de manifestantes que se oponen al cambio en el régimen de pensiones (se aumenta la contribución de empleadores, trabajadores e impone una deducción del 5% a pensionistas). El Gobierno –liderado por la vicepresidenta y esposa de Ortega, Rosario Murillo– había convocado a sus simpatizantes a manifestarse en la capital en una muestra de fuerza. 
El policía fallecido ha sido identificado como Jilton Rafael Manzanares, de 38 años, pereció a causa de un disparo de escopeta en las cercanías de la Universidad Politécnica de Nicaragua (Upoli), según ha detallado la portavoz de la Policía Nacional, Vilma González, en rueda de prensa. En ese mismo recinto universitario murieron dos jóvenes, uno identificado como Darwin Urbina por medios oficiales, y otro de identidad aún desconocida, de acuerdo con la información preliminar. El cuarto fallecido fue identificado como Richard Edmundo Pavón Bermúdez, un estudiante de secundaria que fue asesinado en el municipio de Tipitapa, vecino de Managua, según la Policía Nacional. 
GRUPOS DE CHOQUE 
La violenta represión también fue consumada a través de grupos de choque, conformada por militantes de las políticas de Daniel Ortega. Tienen cierta similaridad a los colectivos chavistas. 
Las turbas son grupos de choque que empezaron a funcionar en noviembre de 2008, durante las protestas que la oposición realizó por lo que denominaron un fraude a favor del Frente Sandinista en las elecciones municipales. Esos comicios se realizaron dos años después de que el Frente Sandinista regresó al poder. 
«No hay caminata, encuentro o plantón donde no haya, en primer lugar, policías y antimotines, pero también estos motorizados», sostiene Haydeé Castillo, defensora de derechos humanos. 
Son de temer y la población los llama turbas. Suelen vestir camisetas con leyendas que hablan de amor y paz, usan cascos para ocultar su rostro y se movilizan en motos. En su mayoría son jóvenes, jóvenes violentos. 
Según Castillo, «los grupos de choque inician casi al mismo tiempo que el Frente retoma el poder, a partir de las elecciones de 2008, y también en el momento que tienen claro su política de Estado, cuando declaran la ‘democracia directa’, que fue un proceso en que se anuló la participación ciudadana. Pusieron grupos para-partidarios a quienes las autoridades de ese partido iban a hacerle consultas sobre políticas públicas». 
REPRESIÓN A PERIODISTAS Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN 
El jueves Ortega decidió censurar a las dos principales televisiones independientes del país, cortando su transmisión, así como un canal de la Conferencia Episcopal de Nicaragua. Ante la censura oficial, los nicaragüenses acudieron a las redes sociales para mantenerse informados y convocar a las manifestaciones. 
También, nueve periodistas y fotógrafos fueron agredidos mientras daban cobertura a las protestas en Managua. Alfredo Zuniga, fotógrafo de la agencia AP, tiene heridas en la cabeza producto de las agresiones, y también fue víctima de robo, ya que los grupos de choque le quitaron una cámara. Un equipo del canal de televisión 100% Noticias que transmitía anoche en vivo también fue víctima de robo. Al camarógrafo le arrebataron una de las cámaras de video que utilizaban para la transmisión. En tanto, el periodista Julio López, del programa radial Onda Local, fue golpeado mientras hacía una transmisión en vivo, resultando con conmoción cerebral. López se recupera en un hospital de Managua. 
El presidente Ortega no ha comparecido ante los graves disturbios que afectan al país. Ha sido su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo quien ha enfrentado la crisis. Murillo calificó como “minúsculos grupos alentadores del odio” y como “mediocres” a los manifestantes, a quien les deseó un “castigo divino”. Las imágenes que recorrieron las redes sociales, sin embargo, mostraban a miles de nicaragüenses que protestaban en las principales ciudades del país. 
En Granada, ciudad colonial localizada a 45 kilómetros de Managua, los manifestantes bajaron la bandera rojinegra del Frente Sandinista de la Plaza de Armas, en un acto cargo de simbolismo en este país donde Ortega ha gobernado durante once años prácticamente sin oposición y con un control total del Estado. 
Por su parte, el Instituto Nicaragüense de Desarrollo (INDE), que aglutina a importantes organismos del sector privado, exigió respeto “al derecho a la libre movilización e irrestricta libertad de expresión”. El Consejo Superior de la Empresa Privada, la principal cámara empresarial del país, pidió al Gobierno “diálogo” y exigió el respeto a la “libertad plena de información”. 
La noche del jueves se mantenía la convocatoria a nuevas manifestaciones y para este viernes se esperaban protestas en la región del Caribe, donde miles de campesinos se oponen al Gobierno de Ortega tras la entrega de la concesión a un empresario chino Wang Jing para la construcción de un Canal Interoceánico, un proyecto estancado que es visto como una amenaza para miles de familias de la zona. El mandatario, sin embargo, guarda silencio ante un país movilizado.

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