Elon Musk completó su adquisición de Twitter por US$ 44.000 millones, confirmó la compañía en una presentación de valores este viernes, poniendo al hombre más rico del mundo a cargo de una de las plataformas de redes sociales más influyentes del mundo.
La compañía dijo que el acuerdo «entró en vigencia» este jueves, como parte de una presentación que notifica su intención de dejar de cotizar en la Bolsa de Valores de Nueva York.
Tras completar la compra, Elon Musk despidió al CEO Parag Agrawal y a otros dos ejecutivos, según dos personas familiarizadas con la decisión.
El cierre del acuerdo elimina una nube de incertidumbre que se ha cernido sobre el negocio, los empleados y los accionistas de Twitter durante gran parte del año. Después de aceptar inicialmente comprar la compañía en abril, Musk pasó meses intentando salir del trato, primero citando preocupaciones sobre la cantidad de bots en la plataforma y luego denuncias planteadas por un denunciante de la compañía.
Pero la adquisición de Musk y los despidos inmediatos de algunos de sus principales ejecutivos ahora plantean una serie de nuevas preguntas para el futuro de la plataforma y los muchos rincones de la sociedad afectados por ella.
Musk ha dicho que planea repensar las políticas de moderación de contenido de Twitter para dale entrada a un enfoque más maximalista de la “libertad de expresión”. El multimillonario también ha dicho que no está de acuerdo con la práctica de Twitter de prohibiciones permanentes para aquellos que violan repetidamente sus reglas, lo que plantea la posibilidad de que una cantidad de usuarios previamente prohibidos puedan resurgir en la plataforma.
Quizás de manera más inmediata, muchos estarán atentos para ver qué tan pronto Musk podría permitir que el expresidente Donald Trump regrese a la plataforma, como dijo anteriormente que haría.
Al dar esos pasos, Musk podría cambiar por sí solo el ecosistema político y de los medios, remodelar el discurso público en línea e interrumpir la esfera naciente de las propiedades de las redes sociales de tendencia conservadora que surgieron en gran medida en respuesta a las quejas sobre prohibiciones y restricciones en Twitter y otros servicios.
Musk, un destacado y controvertido usuario de Twitter, se involucró con la compañía a principios de este año cuando acumuló una participación de más del 9% en sus acciones. Después de anunciar que se había convertido en el mayor accionista de Twitter, Musk aceptó y luego se retiró de una oferta para formar parte del directorio de la empresa.
Musk luego ofreció comprar Twitter por completo con una prima significativa, amenazó con una adquisición hostil y firmó un acuerdo «favorable para el vendedor» para comprar la compañía que implicaba renunciar a la diligencia debida. En cuestión de semanas, Musk comenzó a expresar su preocupación por la prevalencia de cuentas falsas y de spam en Twitter y finalmente intentó rescindir el trato. Sin embargo, Twitter lo demandó para que cumpliera con el acuerdo de adquisición y, cuando la polémica batalla legal se acercaba al juicio, Musk dijo que, después de todo, seguiría adelante con el acuerdo en sus términos originales.
A principios de esta semana, Musk visitó la sede de Twitter en San Francisco para reunirse con los empleados. También publicó una carta abierta a los anunciantes de Twitter, diciendo que no quiere que la plataforma se convierta en un «infierno de todos contra todos donde se puede decir cualquier cosa sin consecuencias».
CNN