OPS/OMS
La temperatura promedio que registran los termómetros en Trinidad, Beni, al norte de Bolivia, alcanza los 40 grados durante noviembre y diciembre. Son días soleados y sin brisa, sin embargo, esto no impidió que los técnicos vacunadores lleguen a destino: barrios periurbanos, alejados del centro urbano, que se hallan en medio de los curichis (pozas de agua estancada) y lodazales. Allí viven trinitarios, en su mayoría, originarios de poblaciones indígenas de las tierras bajas o personas en condiciones de vulnerabilidad: trabajadores informales, migrantes campo ciudad, entre otros.
Las brigadas de vacunadores en Trinidad llevan las vacunas donde son necesarias porque saben que eso significa salvar vidas. Atravesando calles, donde el asalto no ha llegado, iniciaron una campaña de vacunación para los niños menores de cinco años, destinada a prevenir enfermedades como el sarampión, la rubeola y la poliomielitis. La campaña de la vacuna pentavalente también fue para los niños que no completaron sus dosis dentro del esquema nacional. Muchos de ellos no pudieron llegar a los centros de salud por la pandemia de COVID-19. Las niñas, a partir de los diez años, fueron beneficiadas con la vacuna contra el virus del papiloma humano.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) apoya al Ministerio de Salud de Bolivia y a los Servicios Departamentales de Salud (SEDES) a la realización de tres rondas de intensificación de la vacunación en 26 municipios urbanos, conurbano y de fronteras, con el fin de mejorar las coberturas y la vigilancia. También coopera en la implementación del Registro Nominal de Vacunación electrónico (RNVe) y el análisis de la información en gerencias de red.
La OPS aportó al país con lineamientos técnicos para que los programas ampliados de inmunización (PAI) del país realicen acciones para intensificar la vacunación para recuperar a los no vacunados, extiendan los días y horarios de vacunación, ofrezcan servicios de vacunación en servicios, sin filas, sin fichas, sin previa consulta; así como realicen campañas sostenidas de seguimiento a la eliminación del sarampión, entre otras.
Caminando por las calles de Trinidad
Cada día de campaña, cerca de 18 brigadas de vacunadores recorrieron las calles de la ciudad de Trinidad, dando prioridad a la visita casa por casa.
María Paola Arroyo, una joven madre de dos niños, se alegró al ver venir a los vacunadores. Ella no pudo asistir al centro de salud por temor a contagiarse del virus que provoca la COVID-19. Trinidad fue una de las ciudades capitales más golpeada por la pandemia en Bolivia. Entre mayo y junio, la ciudad con algo más de 100 mil habitantes, sufrió el colapso de sus servicios en prácticamente todos sus establecimientos de salud. Llegó a registrar más de 800 casos en pocos días y más de 100 decesos en un mes.
María Paola Arroyo vive con su familia en el populoso barrio de Villa Lolita, al este de la ciudad de Trinidad, y finalmente con la llegada de los vacunadores pudo vacunar a Paola Danaye, su hija de 7 años, que no había recibido su segunda dosis contra el sarampión.
“Si, estoy agradecida por que llegaron hasta nuestra casa para completar con las vacunas de mi hija. Es bueno que les abran las puertas a las brigadas, porque es necesario ponerles sus vacunas a los niños”, dice María Paola Arroyo.
Mery Parada
La responsable departamental del Programa Ampliado de Inmunizaciones (PAI), dependiente del Ministerio de Salud, Mary Parada, lideró la campaña de vacunación.
“Nosotros hemos visto la necesidad de desplazar las brigadas móviles casa por casa. Antes lo hicimos con vacunatorios móviles por zonas para poder disminuir la cantidad de susceptibles que se nos presentaron, en este caso los niños menores de 5 años. Es muy importante que podamos llegar a coordinar la actividad con los vecinos con las Organizaciones Territoriales de Base (OTBs) y hacer alianzas con todas las organizaciones que podamos para que nos ayuden a ser el puente con las familias”, señaló Parada.
Según el presidente de la Junta Villa Mildre, del Distrito 7 de Trinidad, Aníbal Villarroel Gonzales, la coordinación entre las instituciones de salud y los dirigentes de barrios es importante para poder llegar a más beneficiarios de las vacunas. Los representantes de las juntas vecinales conocen a todos los vecinos y saben cómo llegar con acierto, garantizando el éxito en las actividades que se realizan en sus zonas.
“Sí, estoy bien agradecido. Vinieron al barrio y vacunaron casi a todos los niños. Es fundamental todas estas reuniones de coordinación, especialmente con los dirigentes de cada barrio”, apuntó el dirigente zonal.
Tatiana Azahar es vecina de la zona del Cabildo Indigenal y tampoco pudo vacunar a su hijo durante el año. Los brigadistas vacunaron a su hijo con las vacunas correspondientes, según su edad, con el fin de completar el esquema de vacunación y mantener sano al niño.