En las últimas décadas, como parte de las reivindicaciones feministas, diversos colectivos han denunciado el carácter sexista de la lengua castellana —hecho que se extiende a otras lenguas románicas—, al ser esta un producto social y estar vinculada con las estructuras patriarcales hasta ahora vigentes. No obstante, la mayor crítica ha estado dirigida a la Real Academia de la Lengua Española (RAE), por ser la institución encargada de regular el uso de la lengua y de reunir sus palabras en un diccionario —no el único existente en la lengua, sin embargo—, lo que supone una selección de usos y acepciones.