Un país, una cumbre, dos procesos parecidos pero no iguales

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Por: María Julia Jiménez

Tanto el Estado de Bolivia como representantes de la sociedad civil convocados por el MAB (Movimiento Agroecológico Boliviano) llevaron a cabo diálogos sobre sistemas alimentarios rumbo a la CMSA (Cumbre Mundial de Sistemas Alimentarios) de Naciones Unidas. Sin embargo, la naturaleza de ambos procesos fue muy diferente. Desde Cancillería se elaboró la “Posición País” y desde sociedad civil se construyó la “Agenda hacia la transición agroecológica de los sistemas alimentarios”.

Se puede enfocar un sistema alimentario desde la seguridad o desde la soberanía alimentaria, que no es lo mismo, la Agenda se guía por la Soberanía Alimentaria e incluye el enfoque sistémico, de conjuntos y relaciones interdependientes de una complejidad, mientras que la Posición País solo enfoca polaridades entre lo tradicional campesino y la agroindustria.

La Posición País desarrolla de forma extensa la primera parte, donde conceptualiza dos tipos de sistemas alimentarios, que son llamados “Sistema de Producción Alimentario basado en la Agricultura Tradicional (SPAAT)” y “Sistema Alimentario basado en la Agroindustria (SAA)”  para ir hacia una propuesta de coexistencia de ambos y confiando que con mejores prácticas el SAA transite a ser sostenible.

La Agenda del MAB es más corta y concisa en la primera parte, enfocándose en los Sistemas Alimentarios Agroecológicos (SAE), que son invisibilizados en el documento del Estado. En segundo lugar, se maneja el concepto en plural, partiendo del reconocimiento de la no existencia de una definición única y finita.

La Agenda demanda a la Cumbre Mundial, que se incluya a la soberanía alimentaria y a la agroecología dentro de sus ejes centrales, mientras que la Posición País demanda a la Cumbre Mundial que el Sistema Alimentario basado en la Agricultura tradicional tenga un rol protagónico.

La Agenda del MAB puntualiza temas que deben ser detenidos urgentemente, sin lugar a negociación como la ampliación de la frontera agrícola, la producción a gran escala para exportación, los incendios forestales, la producción de biodiesel, la apropiación de tierras comunitarias, la explotación a pueblos indígenas y mujeres, la privatización y patentado de semillas. De esos puntos neurálgicos, el gobierno solo hace, mención a: los OGMS, los agroquímicos, la deforestación, las importaciones baratas y contrabando.

La Posición País se centra en el sector productivo, por ejemplo en estrategias de fomento a la diversificación, fortalecer a los actores productores, sus prácticas y sus conocimientos, dejando en un rol más pasivo al sector de consumidores, quienes reciben educación alimentaria, subsidios o mercados vecinales, pero no participan en la toma de decisiones alimentarias. La agenda del MAB  busca salir de la mirada reduccionista que pone a la producción como centro de los sistemas alimentarios. Por ello incluye a más sectores, como consumidores, agricultura urbana, intermediarios, comerciantes, y sus formas de relacionarse y organizarse.

El Estado propone “nuevos indicadores para incorporar otro sistema alimentario”, que son: la resiliencia socio ecológica (medida por capacidades de adaptación y mitigación, la agro biodiversidad, la organización social y los conocimientos ancestrales); el desempeño ambiental; la pobreza y desigualdad; el derecho a la alimentación; y la soberanía alimentaria. En su ruta crítica sigue el enfoque desarrollista al fomentar la exportación de alimentos desde los sistemas tradicionales.

Por su parte, el MAB no concreta indicadores específicos para los sistemas alimentarios, pero sugiere una propuesta más inclusiva, que es la construcción conjunta de indicadores a través de un Observatorio  de la Sociedad Civil, de carácter independiente y funciones como control social, mediante el cual se construirían colectivamente indicadores de todos los Sistemas Alimentarios.

Para muchos será un proceso más de cumbres y encuentros, para una parte de los  ciudadanos convocados fue el momento de ser los actores de los 14 diálogos independientes para la reflexión y la construcción de compromisos y demandas para avanzar y construir sistemas alimentarios agroecológicos y soberanía alimentaria, proponiendo una agenda con las pautas para recorrer esa transición y dar soluciones a las crisis alimentarias, climáticas, y otras crisis que estamos enfrentando.

María Julia Jiménez es coordinadora del Movimiento Agroecológico Boliviano

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