José Isaías
La Real Academia Española define “sinergia” como la “acción de dos o más causas cuyo efecto es superior a la suma de los efectos individuales”. Esta idea cobra especial relevancia al pensar en la relación entre ciudadanía, tecnología y gobierno.
Durante un mitin, Edman Lara, candidato a la vicepresidencia por el PDC, afirmó: “Yo voy a ser la cabeza del poder Legislativo, de donde sale la ley, de donde se aprueba todo, los proyectos, la plata, ¿dónde se aprueba?, en el poder Legislativo, yo tengo más poder que Rodrigo todavía, pero poder para hacer el bien, si yo no le apruebo, el Rodrigo no hace nada”. (sic) Fuente
Rodrigo Paz, candidato presidencial del mismo partido, lejos de corregir el exceso verbal de su compañero, lo reforzó llamándolo “capitán general del Parlamento” (sic). En vez de aclarar, profundizó el desliz.
Frente a este tipo de discursos, es urgente repensar cómo la tecnología puede transformar la democracia. Pía Mancini, activista por la democracia digital, lo planteó en su charla TED de 2014: “Actualicemos la democracia a la era digital”. Junto a su equipo, desarrollaron DemocracyOS, una plataforma para participación ciudadana. Su mensaje es claro: mientras todo se moderniza, la política sigue anclada en el siglo XIX. Incluso regímenes autoritarios como China avanzan tecnológicamente, aunque hacia distopías como la descrita en 1984 de Orwell.
Pero si el “Gran Hermano” representa el control del ciudadano por el Estado, su antítesis sería el control del Estado por el ciudadano. Esta utopía está más cerca de lo que parece. Con acceso a internet y un celular, podríamos fiscalizar al gobierno sin intermediarios. Ni Lara ni Rodrigo tendrían que “controlarse” mutuamente: lo haríamos nosotros.
Un ejemplo inspirador es Diella, que significa “Sol” en albanés. Es la primera ministra virtual de Albania, creada con inteligencia artificial. Su imagen representa una mujer con traje típico, y su función es ayudar al primer ministro —reelecto por cuarta vez— a combatir la corrupción y mejorar la eficiencia estatal. euronews diella
En Bolivia, los candidatos al balotaje, Tuto Quiroga y Rodrigo Paz, han prometido digitalizar el aparato estatal. Tuto lo planteó desde el inicio de su campaña, pero cualquiera que lo implemente dará un salto tecnológico crucial para combatir la corrupción y modernizar el país. Aquí algunos ejemplos:
Parlamento bajo escrutinio ciudadano
Senadores y diputados elaboran leyes en comisiones, muchas veces sin consenso ni socialización. Estas normas suelen beneficiar a grupos específicos en detrimento del resto.
Un caso emblemático: la Ley Minera de 2014. Marco Gandarillas, investigador del CEDIB, señaló que esta ley, negociada exclusivamente con operadores mineros, representa una reforma encubierta a la Constitución de 2009. Análisis completo
Si el Parlamento estuviera en una “vitrina digital”, todos podríamos seguir sus decisiones en tiempo real. Las encuestas ciudadanas podrían reemplazar la socialización tradicional, con la misma seriedad que manejamos nuestras cuentas bancarias desde el celular.
Poder Electoral transparente
José Stalin decía: “Los que votan no deciden nada, los que cuentan los votos deciden todo”. Esta frase resuena en Bolivia, donde el “fantasma del fraude” persiste desde el referéndum hasta las elecciones de 2019.
Es urgente una auditoría profunda y una depuración del padrón electoral, usando inteligencia artificial y sistemas digitales seguros.
Digitalización como política de Estado
El nuevo gobierno deberá implementar la digitalización de todos los ministerios e instituciones. Esto debe estar respaldado por ley: plataformas sólidas, accesibles, con datos verificables y actualizados diariamente. Si alguna incumple, sus responsables deben ser destituidos o procesados.
La tecnología debe acercarse al gobierno y al ojo crítico del ciudadano. Solo así se genera una verdadera sinergia.
Querido lector, me detengo aquí. Ahora les toca a ustedes ser protagonistas del cambio. Que el 20 de octubre marque el inicio de una nueva era, donde enterremos el caudillismo, la corrupción y todas las taras que arrastra nuestra querida Bolivia.
Voten con conocimiento y convencimiento. Está en juego el destino de nuestro país.