Por: Ana Rosa López Villegas
“Subgobernador masista Never Vega pide a Luis Arce que designe directamente a los 9 gobernadores sin elección”
“Masistas contra masistas, la pugna en el aparato estatal”
“Romero: El Gobierno es del binomio, pero la dirección política es de Evo”
“Magisterio de Cochabamba está en emergencia y cuestiona al nuevo Ministro de Educación”
“Informan que Quintana y Alanoca abandonaron la residencia de la embajada mexicana”
“García Linera: “Toda la escoria de la historia se unió para atacar al Estado y al pueblo”
“Masistas agreden y le roban el sombrero al ‘Tata’ Quispe en plena plaza Murillo de La Paz”
“Indígenas critican el retiro de la bandera del patujú en actos”
“El abogado de Evo Morales es el nuevo procurador general en Bolivia”
“Viuda de Orlando Gutiérrez instala vigilia y exige que su cuñado sea ministro”
Estos son solo algunos de los titulares que los principales periódicos del país publicaron a menos de una semana de la posesión de la dupla masista conformada por Luis Arce y David Choquehuanca. ¿Qué revelan estas noticias? En primer lugar, que suenan más como el eco del discurso del nuevo presidente de Bolivia que el del vicepresidente. Quien haya escuchado las palabras de Arce, que en su alocución repitió una decena de veces los términos “de facto” y “golpe de estado”, se habrá dado cuenta de que la primera intención del “nuevo” gobierno no es precisamente la de tender esos puentes que tan urgentemente necesitamos los bolivianos. Aún gozando del beneficio de la duda y de la inaudita oportunidad que tiene de volver a gobernar el país, Arce no fue capaz de sacudirse el rencor ni la sed de venganza y se estrelló contra el gobierno transitorio de Jeanine Añez.
Pero vamos más allá. El recién posesionado mandatario señaló textualmente lo siguiente: “Nos comprometemos a rectificar lo que estuvo mal y profundizar lo que estuvo bien” y “No es el odio lo que impulsa nuestros actos, sino una pasión por la justicia”, esta segunda frase prestada. ¡qué atrevimiento!, del fallecido líder socialista, Marcelo Quiroga Santa Cruz. Entonces no me queda más remedio que volver a desconfiar. Me pregunto si Arce está realmente consciente de que para profundizar lo que estuvo bien es necesario también cambiar a los protagonistas de un régimen que entre octubre y noviembre de 2019 descalabró el país por completo. Designar a Wilfredo Chávez como Procurador General de la República no puede considerarse sino como una afrenta descarada contra la justicia y la institucionalidad política bolivianas, si es que algo de ellas queda. Pero la ceguera de Arce es profunda y al parecer su lista de hombres probos y capaces para cubrir ese cargo, demasiado corta. ¿Pasión por la justicia? Para llegar a ese sentimiento tan sublime, Chávez tendrá primero que renunciar a su pasión por Morales. Veremos cómo le va andando por el camino del desamor.
Si bien Arce y Choquehuaca ganaron legítimamente las elecciones del pasado 18 de octubre, como mencionó el otrora ministro de gobierno del régimen de Evo Morales, Carlos Romero; sobre ellos pesa también el devastador juicio de la exautoridad cuando afirma que la dirección política sigue siendo del que sabemos. Aquí hay dos preguntas transcendentales que ojalá los nuevos gobernantes tengan tiempo de meditar. La primera: ¿A qué se enfrentan realmente a la hora de gobernar? Las amenazas que este o cualquier otro gobierno hubiese tenido que afrontar están claramente identificadas. Por un lado, la pandemia del coronavirus que en algunos países del globo ha iniciado ya su segundo round. Y por el otro, la reactivación económica de un estado cuya producción no terminar de salir de la sala de terapia intensiva. El exsuperministro de economía, ahora presidente, anunció tiempos de austeridad. Se dice fácil y en nombre de todos los bolivianos que pasan necesidad en este momento, deseo fervientemente que la austeridad mencionada no se pague con el empobrecimiento de quienes más sufren por falta de trabajo y de ingresos. Pero que tampoco se ensañe contra quienes han logrado un establecimiento económico honesto y a base de trabajo. También existen de estos, señor Arce, gente entregada y que supo emprender y hacerse de una fortuna bien habida.
La segunda pregunta: ¿Cómo reconstruir sus propios puentes? La gran primera etapa del proceso de cambio ya es historia. El ensalzamiento de los movimientos sociales y de los hermanos indígenas y campesinos es solo un recuerdo. Ahora lo que se busca es la cuota de poder y el dinero en efectivo que se pueda obtener para seguir defendiendo ese viejo nuevo proceso. El espectáculo tiene que continuar.
Para ejemplificar esto, solo un caso, tan triste como patético. “Mi esposo se lo ganó, el Ministerio de Minería, era ejecutivo de la federación de mineros, tenía trayectoria, era un líder joven y tenía mucho por delante. A Orlando nadie le regaló la cartera, se lo ganó, entonces ahora lo que nosotros estamos exigiendo y pidiendo es que se dé la cartera a la familia”, esas fueron las declaraciones de Karen, la viuda del secretario ejecutivo minero, Orlando Gutiérrez que falleció hace pocos días en condiciones todavía inexplicables. Quizá sea el momento de actuar en consecuencia para el procurador, porque el asesinato de Gutiérrez ha dejado demasiadas preguntas y especulaciones de terror.
¿Qué hay detrás de la insólita demanda de Karen? Un descontento de poder orgánico que podría llegar a ser una peligrosísima bomba de tiempo dentro del masismo. Recordemos que el adoctrinador número uno del gobierno anterior, Alvaro García Linera, ya no es protagonista activo ahora. En otras palabras, las ilusiones y el ilusionismo del primer régimen ya no existen, ahora queda la realidad al desnudo de un gobierno que tendrá que reparar por adentro mientras intenta dominar la amenazas desde afuera. Les quedan 1820 días para ello.
Ana Rosa López Villegas es Comunicadora social
Twitter: @mivozmipalabra