Política transgénica: de presidenciables a ministros

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Por: Alfredo Zaconeta

La capacidad de reciclarse en la política criolla y los politiqueros que la practican es asombrosa. La habilidad de mutar, migrar y anidar no tiene límites en la praxis de los políticos.

A lo largo de la historia política del país hubo muchos casos, que incluso “cruzaron ríos de sangre”; hoy, son dos los casos emblemáticos de esta metamorfosis y capacidad de acondicionarse.

El primero Víctor Hugo Cárdenas, candidato a presidente por la UCS, en las pasadas elecciones. Uso la polémica como recurso de su campaña y entre sus propuestas planteó armar a las mujeres, aclarando “mujeres mayores de edad, que tengan facultades mentales normales, no a cualquier loca»; sin embargo, su estrategia no le dio el rédito esperado y apenas logró un 0.41% del total de los votos.

Muchos desconocen el pasado de Víctor Hugo Cárdenas, cuando militó en filas del Katarismo, partidario con el MRTKL y que posteriormente se alió con Goni y el MNR para las elecciones de 1993, llegando a ser vicepresidente.

Antes de esas elecciones el MRTKL participó en las elecciones de 1989, con Víctor Hugo Cárdenas como candidato presidencial, en ese acto eleccionario apenas obtuvo el 1,6% de los votos.

Queda claro que las aspiraciones de llegar al poder nunca tuvieron límites para Cárdenas, nunca reconoció su limitación para cautivar a los votantes; consoló, el resultado logrado en 1989 con su alianza con el MNR en 1993, la derrota de las elecciones de 2019 la consoló con un cargo de ministro de Educación con Jeanine Áñez.

El segundo Oscar Ortiz, que debutó con Podemos, llegando al senado entre 2006 – 2010; posteriormente pretendió una segunda legislatura como senador, esta vez de la mano de Unidad Nacional, no tuvo el éxito aspirado y se conformó con el cargo de Secretario de Coordinación Institucional entre 2010 y 2014 con Rubén Costas en la gobernación cruceña.

El 2015, de la mano de Demócratas, retorna al congreso nuevamente como senador, y en 2019 aspiró a la presidencia por la alianza Bolivia Dice No, conformada por el Movimiento Demócrata Social y la Plataforma Ciudadana «Bolivia Dice No», con un resultado equivalente al 4,2% del total de los votos.

Ortiz fue cauto y no se quitó la coraza de parlamentario, y tras obtener este triste resultado volvió al Legislativo donde permaneció hasta el viernes 8 de mayo, cuando juró como ministro de Desarrollo Productivo y Economía Plural, en el gabinete de Jeanine Áñez.

Ortiz trabajó entre 1991 y el 2005 en la Cámara de Industria y Comercio de Santa Cruz – CAINCO, especializándose en la promoción del desarrollo empresarial, el fomento del comercio exterior y la atracción de inversiones, esta experiencia le garantiza una fluctuosa relación entre el gobierno de Áñez y el agroempresariado del oriente del país, además, de consolidar la agenda delineada por el MAS y su “Ley de la Revolución Productiva Comunitaria Agropecuaria”, que autorizó por primera vez a Bolivia la producción, importación y comercialización de productos genéticamente modificados.

Ortiz el paladín del uso de semillas transgénicas hoy se ratifica en sus declaraciones: “esto puede ser una respuesta importante para fomentar mayor productividad, fortalecer la seguridad alimentaria boliviana y generar mayores ingresos a las exportaciones”.

Cárdenas y Ortiz son la muestra de que los políticos también pueden ser transgénicos y mutar según sus necesidades, mezclar su ADN político por estimulo de sus aspiraciones; ¿cuán bien nos hacen estos organismos modificados?

(*) Es periodista

Twitter: @alfredozaconeta

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