Windsor Hernani Limarino
El 8 de noviembre, Rodrigo Paz asumirá la Presidencia y, apenas un mes después, enfrentará su primer examen internacional. Es la Cumbre de presidentes del Mercosur, prevista para el 2 de diciembre, encuentro que reunirá a los mandatarios de Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, junto con los Estados Asociados —Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú y Surinam—, además de Panamá, que se encuentra en proceso de adhesión.
Como la primera imagen es la que cuenta y el impacto inicial influye poderosamente en la percepción y receptividad de la audiencia, el debut internacional de Rodrigo Paz merecerá la mayor atención del mundo diplomático. En lo esencial, de los vecinos que querrán saber cuál es la postura del nuevo gobierno, luego de casi veinte años de administraciones socialistas.
El contexto no es el propicio, actualmente en el Mercosur convergen gobiernos de posturas ideológicas opuestas, el socialismo de Lula da Silva en Brasil, la izquierda moderada de Yamandu Orsi y el liberalismo de Javier Milei en Argentina, y Santiago Peña en Paraguay. En ese escenario, el nuevo gobierno tendrá que tomar definiciones, moviéndose con cautela, evitando la sensación de un alineamiento automático u aislamiento, porque Bolivia necesita, y mucho, fortalecer sus vínculos con estos países.
Es más, siendo el Mercosur un proceso de integración de naturaleza económica, existen encuentros previos de las máximas autoridades. Así, con antelación comienzan los trabajos preparatorios a cargo del Grupo del Mercado Común del Sur (GMC), integrado por diplomáticos expertos en comercio exterior e integración. Además, se programan reuniones de Ministros de Economía y los Presidentes de los Bancos Centrales, ya que las políticas macroeconómicas, especialmente la arancelaria y la cambiaria, influyen directamente en el esquema comercial que tiene el bloque.
En ese marco, es por demás previsible que estas autoridades, de perfil altamente técnico, estén interesadas en conocer cuál será la política macroeconómica del presidente Paz, máxime si se considera que, dentro de las ofertas de campaña, se propuso la adopción de un régimen cambiario de bandas y la reducción de los aranceles, cambios que impactan en la adopción del arancel externo común y en los flujos comerciales.
Penosamente, el presidente Paz no podrá apoyarse en la llamada “diplomacia de los pueblos, que en los hechos demostró que fueron inútiles. Nunca explicaron cuál fue el propósito, los costos y beneficios que implicó la adhesión plena de Bolivia al bloque; definiciones estratégicas que el equipo de Rodrigo Paz deberá enmendar inmediatamente. Hay que subirse al tren del Mercosur ¡pero al vuelo!.
Espero que no aparezcan pseudos consejeros, que apuestan más a las formas que al fondo, a lo protocolar en desmedro de lo esencial y surja la mala idea de una participación nimia. Hablando de generalidades, deseos, de todo, sin decir en lo esencial nada, porque así continuaremos en la improvisación.
Rodrigo Paz ha prometido un cambio de ciclo y, en lo personal, espero un accionar diplomático remozado, profesional, con posturas claras, acorde a los tiempos contemporáneos y la etapa de crisis económica que tenemos que superar. Los encuentros internacionales, como será la próxima cumbre de Presidentes del Mercosur, deben ser oportunidades para buscar el logro de beneficios, no partidarios, ni de grupo, sino de Estado y de una vez por todas se destierre el asistir, por asistir, por la foto.
Es más. si el próximo canciller actúa con visión estratégica, desde ahora deberá trabajar en poder tener encuentros bilaterales, en el marco de la cumbre, con países con los que urge comenzar a tender puentes de cooperación, limitados, por supuesto, porque el que mucho abarca poco aprieta. Pienso principalmente en Argentina y Brasil, no porque los otros países suramericanos no sean importantes, sino porque atraviesan periodos eleccionarios, que implicará el cambio de presidentes, como por ejemplo Chile y Perú. Pero ello requiere planificación, pedidos y ofertas claras y esencialmente posibles.
Para Rodrigo Paz y su equipo, el debut en el ámbito internacional está próximo, quizá más pronto de lo esperado. No hay tiempo para calistenia, el examen está ya programado. La próxima Cumbre del Mercosur pondrá a prueba su capacidad para reorientar la política exterior boliviana desde el simbolismo hacia la eficacia diplomática.
Al frente estarán los Presidentes, Cancilleres, Ministros de Economía, Presidentes de los Bancos Centrales y otras altas autoridades; que, con interés, querrán saber la nueva política macroeconómica y política exterior boliviana y en lo específico la postura frente al Mercosur; y aunque por protocolo no habrá mayores cuestionamientos, ni manifestaciones explícitas de aprobación o desaprobación, todos tomarán debida nota, y, en lo interno, evaluaran al nuevo gobierno, ya sea con ojos de esperanza o de desilusión.
Windsor Hernani Limarino es economista y diplomático.

