Hagamos política todos los días

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Un país en movimiento, sociedades politizadas, sectores sociales movilizados, carnavales con la protesta social, familias hablando de política, gobernantes nerviosos, medios de comunicación y redes sociales compitiendo, en unos casos detrás de la verdad, en otros manipulando esa verdad y mintiendo. En fin, lo que hoy estamos viviendo es que los bolivianos y los cruceños y cruceñas, han dejado la modorra y la apatía, para hacer política, para el ejercicio de esta dimensión, que no había sido exclusivo de los políticos, y que no solo se circunscribía que en cada cinco años ejercía el derecho al voto para elegir a tus representantes.
Ahora se revertió la situación, se hace política cada cinco minutos, no cada cinco años. Bienvenida la política a las calles, a las avenidas, a las carreteras, a los ayllus, a las comarcas, a las cabañas, a las ciudades, a las reuniones, a los eventos deportivos, a la fiesta grande, a las haciendas, a los pueblos alejados, a las comunidades indígenas, en fin, a todo lugar y espacio donde se respire y donde exista gente. El politólogo Alain dijo: “Hemos de interesarnos por la política, si no lo hacemos, seremos cruelmente castigados”. Claro, esos castigos llegarán de las generaciones que se vienen formando detrás de nosotros, y nos reclamarán en la hora convenida y el día menos pensado, el por qué no hicimos algo por ellos? Nos pasarán factura, y eso no se puede permitir que suceda, porque la política es el arte de convivir juntos en medio de la diversidad, de los conflictos, de las contradicciones, de las demandas, bajo la tutela de un Estado, que lo administra un poder, pero este poder está sujeto a una Constitución, a leyes, a normativas, a instituciones, a sanciones, en fin, sometido al pueblo.
Como no vamos a interesarnos y participar en la política, si depende de la buena gestión política para asegurarnos una democracia, un Estado que respete los derechos humanos, leyes que la asumamos todos, en la que se resuelvan los conflictos de forma pacífica. Cómo no vamos a interesarnos por la política, si de ella depende que tengamos salud, educación, sueldos, mercados, derechos humanos, libertades, transportes, viajes, reuniones, formación superior. Claro que la oposición hace política, los medios hacen política, los sectores movilizados hacen política, también el gobierno, las gobernaciones, los municipios, las iglesias hacen política, el feis y las redes sociales hacen política las 24 horas del día, las colas para la inscripción escolar están ejerciendo su derecho a la educación. El que no hace política es aquel que ya está en el cementerio, y solo espera que cada primero de noviembre llegue sus familiares para que le dejen flores, le canten alguna canción preferida, y charlen alrededor de la tumba. Y en la charla, surge la situación del país, de los conflictos sociales, de lo que hacen los gobernantes, de la oposición, de las represiones policiales, y no solo es opinión, sino que toman partido y discuten. Eso es parte de la acción política. Pero permíteme algunas preguntas, que lo debes contestar en tu conciencia o si quieres en reunión de amigos y de familia:
¿Vas a dejar que los fascistas, los racistas, los odiadores, los extremistas, los demagogos hagan lo que quieran? ¿Vas a dejar que algunos cuantos decidan por vos y tu futuro? ¿Vas a permitir que violen tus derechos y te dejen podrido en la cárcel? ¿Vas a permitir que los tecnócratas y oportunistas te impongan un modelo de sociedad y de país? ¿Vas a cruzarte de brazos si ves que la corrupción va ganando el partido? ¿Vas a volcar la mirada si las leyes no se cumplen? ¿Vas a hacerte el opa si la ciudad se inunda y los canales se desmoronan ¿Vas a dejarte consumir por la agresiva campaña municipal que Santa Cruz es una ciudad de maravillas? ¿Vas a callarte cuando te digan que el Municipio respeta el medio ambiente, mientras construye su Quinta Municipal en el cordón ecológico e invade el Curichi La Madre? ¿Vas a permitir que te roben, que te rifen el presente y el futuro de tu ciudad y de tu país? ¿Vas a ser cómplice con cosas peores y malas que pueden pasar, mientras escondes la cabeza igual que el avestruz?
Si permites todo esto y mucho más con qué derecho te quejarás o con qué derecho mirarás a tus hijos, qué le dirás. Pues bien, la política es este ejercicio ciudadano de participar, reclamar, exigir, expresarse y aportar a una mejor sociedad.
Andrè Comte-Sponville se preguntaba en su libro Invitación a la filosofía: “¿Por qué la política? Porque no somos ni santos ni simples consumidores, porque somos ciudadanos, porque debemos serlo, y para que podamos seguir siéndolo”. Y el ciudadano ejerce sus derechos humanos, que no es regalo de nadie, ni prebenda de nadie.

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