¿Guerra digital en Bolivia?

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Los bolivianos tenemos una particular manera de magnificar exageradamente las cosas, así es como las plazas son plazas de armas, los políticos son honorables, aguantar tres días borracho es cultura ancestral y ahora, resulta que el bullyng cibernético es guerra digital, al punto que el Presidente del Estado llega a solicitar a los chinos que le ayuden a ganar tal guerra. ¡Bien grave oye!

Pero no, permítaseme aclarar que la guerra digital propiamente dicho, no tiene que ver con arrojarse memes unos a otros, ni sacar los trapitos al sol del que no te cae, ni poner a veinte pelados a crear cuentas falsas, creerse que son una “granja de trolls” y difundir las fake news que imaginan sus sesudos jefes.

Guerra Digital es un término que define una situación mucho más grave, realmente grave, donde los ejércitos que participan en un conflicto armado tratan de intervenir y anular los sistemas informáticos y las comunicaciones, acciones que incluyen desde bombardeos tácticos, espías, hackers, satélites militares, camuflaje y supresión de señales con alta tecnología y algoritmos de codificación cuya complejidad es inalcanzable incluso para buenos matemáticos.

Ahora bien, esta situación de frentes que se dicen cosas y se la pasan a gritos e insultos de una a otra acera, se le llama campaña política digital y la palabra guerra sólo le cabe como metáfora. Para decirlo de otro modo, no es más guerra que el “war room” en el que se reúnen los publicistas y asesores del candidato.

¿Debemos temer a esta “guerra digital electoral”?. No tanto, pero debemos mantener la cordura, porque a medida que vaya subiendo la temperatura de la conversación, en tanto se acercan los comicios, se recurrirá cada vez más  a argumentos que resaltan las diferencias como negativo, tratando de exaltar los peores sentimientos humanos y recurriendo siempre que se pueda a nuestra parte más cavernaria. Estaremos en un palenque, donde múltiples gallitos finos sacarán pecho y picotearán al adversario. Claro, no llegaremos a las balas y los bombardeos, pero vamos lastimarnos, vamos a herirnos la honra y hay odios que van a despertar, esperemos, temporalmente.

Los más jóvenes, los que cuentan con menor grado de formación y cultura, los más desamparados, los fanáticos, esos son los vulnerables, propensos a llevar esta situación más lejos de lo necesario, pudiendo desembocar en agresiones y enfrentamientos físicos. Esperemos que tal situación no se de, prefiero  imaginar que lo que veremos, no pasará de un espectáculo bizarro y algo pornográfico, como el perreo en la UAGRM que, dicho sea de paso, revela la precariedad en la que desarrollamos a nuestros jóvenes.

Hay otra reflexión a las que nos lleva esto, tema que abordaremos más adelante: el circo electoral. Las redes han abierto una nueva franja de espectáculos para la industria electoral y los chicos de la comunicación política, lo saben.

Alejandro D. Canedo V. es consultor en 720º Buró Estratégico Digital

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