Comemos por los ojos y oídos, y nada bien nos hace…

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Por: Enrique Torrejón

En la medida que las dificultadas para la colectividad avanzan, a decir de unos, como resultado de la confrontación partidista que se suscita diariamente y plasmada en los noticieros con “bombo y platillo”, en plan entrada carnavalesca, la situación de las personas, de un gran número de personas, se torna cada vez más inestable y precaria.

Es probable, que, debido a este carnaval de partidos políticos, es que aspectos vitales para el mejoramiento de la vida de las personas, no se estén tomando en cuenta y el caudal de políticas formuladas por los gobiernos, no dejen de ser meras intensiones sin ninguna posibilidad de regular nada.

Desde esa perspectiva, está claro, que el tema alimentario en el seno de las instituciones y organizaciones de la sociedad boliviana, no es una prioridad, refiriendo a “lo alimentario” como un sistema que involucra aspectos intersectoriales, interculturales, económicos, ecológicos…

Si no, ¿cómo explicar la irrestricta publicidad de alimentación ultra procesada por los medios de comunicación?, ¿qué ley regula la propagación de anuncios engañosos sobre beneficios de este y aquel producto que proviene de la industria alimenticia, que basa su producción en la explotación irresponsable de los recursos naturales y de la explotación de la mano de obra?

La perversa actitud mediática está directamente vinculada con la perversidad de los negocios alimentarios, no importa si el producto que se publicite esté en la lista de los productos altamente nocivos para la salud biológica de las personas, pero si paga bien, está en las parrillas publicitarias.

También hay una vinculación directa entre los medios de comunicación y estas esferas partidarias de poder (que lamentablemente detentan el poder), que definen situaciones de favor desmedido a la industria alimenticia en detrimento de la alimentación con sentido de pertenencia y popular.

Por ejemplo, ¿qué empresas que negocian con alimentos ultra procesados nunca faltaron durante la cuarentena rígida?  ¿para qué alimentos se tendieron puentes aéreos con tal de garantizar su venta en las ciudades?, ¿qué establecimientos de expendio de artículos comestibles estaban abiertos amparados por ordenanzas y decretos?

 No fueron los mercados populares, no fueron los colectivos ciudadanos que trabajan en articulaciones campo ciudad desde la horizontalidad y reciprocidad, no fueron los productos primarios de la agricultura familiar en general, y menos la que proviene de la agroecología, nada de todo esto recibió la atención debida, sino, parches para contentar a la masa electoral, otra vez, el carnaval partidista…

Desde la perspectiva de los sistemas alimentarios sostenibles, la interacción, la corresponsabilidad, en el ejercicio democrático (no siempre practicado) de comer, necesita contar con la participación de las personas, individual y colectivamente, no podemos dejar en manos de los partidos políticos, ni los que detentan el poder, ni de los que pelean por hacerlo, la seguridad y soberanía de nuestra alimentación, nos corresponde a las y los ciudadanos tomar cartas en el asunto.

En esa línea de corresponsabilidad social, el Movimiento Agroecológico Boliviano, ha propiciado la realización de la Cumbre Independiente de Sistemas Alimentarios en Bolivia, realizada en la ciudad de La Paz, precedida de 9 pre cumbre departamentales y 5 sectoriales; estos eventos han abierto  un escenario de elaboración colectiva de propuestas para una Agenda de la sociedad civil hacia la transición agroecológica de los sistemas alimentarios, propuestas que se han hecho llegar al Gobierno Nacional, y que se espera contribuyan a la agenda del Estado a favor de la alimentación con calidad de la población boliviana.

Enrique Torrejón es miembro del Movimiento Agroecológico Boliviano

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