Agencias.- Vladimir Putin ganó las elecciones presidenciales rusas de forma aplastante este domingo y logró un cuarto mandato que se prolongará hasta 2024.
Con el 72.9 por ciento de los votos escrutados, Putin lograba el 75.9 por ciento de los sufragios, mucho más que el 63.6 por ciento que obtuvo en los comicios de 2012, informó la Comisión Electoral.
El jefe de Estado superaba al candidato comunista Pavel Grudinin, que obtenía el 12.5 por ciento de los votos, al ultranationalista Vladimir Jirinovski (6 por ciento) y a la periodista cercana a la oposición liberal, Ksénia Sobtchak (1.4 por ciento).
Sin embargo, las elecciones fueron empañadas por denuncias de votos falsos y de intimidación de votantes, pero tales quejas difícilmente afectarán la autoridad de Putin.
La victoria de Putin no estaba realmente en duda. El desafío era lograr un margen suficientemente amplio para exhibir legitimidad.
Putin tuvo que competir oficialmente con otros siete candidatos, pero ninguno tenía posibilidad real de ganar. El principal adversario político de Putin, el activista anticorrupción Alexei Navalny, quiso postularse, pero las autoridades se lo prohibieron en base a que fue declarado culpable de fraude en un caso ampliamente considerado motivado por animosidades políticas.
Los comicios se caracterizaron el domingo por la presión sobre los votantes y por sospechosos incidentes de relleno de urnas. Los opositores han calificado al proceso como una farsa, pero los millones de simpatizantes de Putin aplauden al exagente del KGB por restaurar la grandeza de Rusia y por defender a su orgullosa nación de un mundo hostil.
La meta principal para las autoridades rusas era tener una gran participación que otorgará a Putin la legitimidad que desea y le proporcionará un convincente mandato para su cuarto término. Se prevé que las elecciones del domingo mejoren la imagen del presidente ruso tanto a nivel nacional como internacional.
Al emitir su voto en Moscú, Putin parecía confiar en la victoria y dijo que consideraría cualquier porcentaje de votos como un éxito. “El programa que propongo para el país es el correcto”, dijo.
Obligar a los votantes
Dada la falta de competencia, las autoridades luchan contra la apatía de los votantes. Han puesto a muchos de los 111 millones de votantes rusos bajo una intensa presión para que emitan su derecho.
Yevgeny, un mecánico de 43 años que votó en Moscú, dijo que se había preguntado durante un momento si en verdad valía la pena votar. “Pero la respuesta fue fácil… si quiero seguir trabajando, voto”, indicó y agregó que sus jefes no le han pedido pruebas de que acudió a los centros de votación, pero teme que lo hagan.
Habló bajo condición de que solo se mencionara su primer nombre debido a que teme que su patrón, el gobierno de la ciudad de Moscú, se entere.
En la cuarta ciudad más grande de Rusia, Ekaterimburgo, una médica expresó que fue obligada a votar. Al mediodía no había emitido su voto y “el jefe de mi unidad me llamó y me dijo que era la única que no había votado”, dijo Yakaterina, quien pidió que no se mencionara su apellido por temor a represalias.
El alcalde de Ekaterimburgo, Yevegny Roizman, dijo que los funcionarios locales y los empleados estatales recibieron órdenes “desde arriba” para asegurarse de que la participación en el voto presidencial supere el 60 por ciento.
En Moscú, a las personas que por primera vez emitían su voto les regalaron boletos para conciertos y las autoridades del sector salud ofrecieron revisiones de cáncer gratis en algunos centros de votación.